He aquí un sembrador salió a sembrar. Mientras él sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la devoraron. La otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; brotó rápidamente, porque la tierra no era profunda. Pero cuando salió el sol, se quemó, y porque no tenía raíz, se secó. Y otra parte cayó entre los espinos. Los espinos crecieron y la ahogaron, Y otra parte cayó en buena tierra y dio fruto, una a ciento, otra a sesenta y otra a treinta por uno. El que tiene oídos, que oiga" (Mateo 13:3-9).

 

 

 

CUARTA PARTE

 

 

Primera fase

 

"El cultivo del suelo"

 

 

La primera fase trata sobre:

 

1. Cómo discernir dónde queda la gente en su relación con Jesucristo.

2. La dificultad de arrancar como plantador de iglesias.

 

 

Los primeros pasos del plantador de iglesias

 

      Por fin amanece el día señalado para dejar a un lado las discusiones teóricas y lanzarse al mundo real para encontrarnos con gente real. Llegó la hora para poner todo lo aprendido en práctica. El objetivo principal de la primera fase es establecer contactos en preparación para la segunda fase. Tome el tiempo para pensar lo siguiente:

      1. ¿Cómo lograré que la gente tome nota de mí en primer lugar, para que luego pueda comenzar a comunicar y compartir con ellos?

      2. ¿Comienzo a sembrar en la primera oportunidad? ¿Cómo comienzo a abrir puertas en la comunidad?

      3. ¿Cómo y por dónde comienzo a establecer mi credibilidad y a demostrar mi amor e interés por los que tienen que entrar en una relación con Jesucristo? ¿Cómo puedo aprender más acerca de la gente a la que Dios me ha llamado? ¿Cómo me gano el derecho de compartir las buenas noticias acerca de Jesucristo?

 

Llaves que abren puertas cerradas

 

      A veces parece imposible romper las barreras en una cultura diferente. ¿Cómo llegará Ud. a estar unido con la gente que Ud. quiere servir? Aunque ahora le parezca insuperable, ¡Ud. sí lo puede hacer! Ore, pues todo depende de Dios, mas trabaje como si todo dependiera de Ud.

 

Despierte interés en el evangelio

 

      Deje que la gente se percate de su presencia. Haga que sus intenciones se conozcan gradualmente para poder establecer su identidad. El primer paso para la comunicación es lograr la atención del receptor. Lo puede hacer de la siguiente manera:

      1. Refleje un carácter cristiano y ejerzca una viva relación con Jesucristo.

      2. Aproxímese a la gente con una actitud incarnacional, y sea sensible a sus necesidades. Sea humano y genuino. Considere cómo Jesús se relacionó con Nicodemo, la mujer samaritana, el joven rico, etc.

      3. Testifique a través de un estilo de vida cristiana con la palabra y los hechos (Mateo 5:16; 1 Pedro 2:11-12).

      4. Utilice materiales que le ayuden a establecer amistades en la comunidad, como por ejemplo, folletos y boletines.

 

Comience como el agricultor que prepara el suelo

 

      Como plantador de iglesias, puede ser necesario que encuentre otras maneras para conocer a la gente que las tradicionales. Intente participar en clubes y asociaciones locales, pero sin compromiso. Evite el intercambio rutinario.

      Tome la iniciativa y siga abriendo posibilidades. Conciba a sus encuentros con la gente como "citas divinas."

Recuerde que Dios está obrando en la vida de la gente. "Mis ovejas oyen mi voz," dijo Jesús. Tome la iniciativa para conversar con la gente. Demuestre sincero interés por sus esperanzas, temores, necesidades, intereses y por sus familias.

      Aprenda a trabajar utilizando las redes de relaciones entre la gente y a identificar a gente clave. Haga como dicen, "Busque una necesidad y ayude con ella; busque una herida y cúrela."  Desarrolle la habilidad de responder a las necesidades de la gente. Utilice el formulario para ayudarle.

      Haga algunos estudios específicos, como una encuesta de puerta en puerta. Si visita durante la mañana utilice a las mujeres para alcanzar a las mujeres -- charlando, e invitándolas a tomar té, a aprender alguna manualidad, etc. Entregue hojas informativas. Traiga una invitación personal a alguna actividad para los niños, a ver una película, etc. Utilice una encuesta del área para ayudarle en sus visitas de puerta en puerta.

 

      No gaste el esfuerzo de hacer contactos si no piensa comunicarles el evangelio     

 

      Muy frecuentemente se gastan muchos esfuerzos y recursos para ganar la confianza de la gente, pero sin jamás continuar a compartirles el evangelio. La primera fase no tiene valor si no se entra en la segunda. 

      Una manera de organizar este esfuerzo es mantener un archivo con datos acerca de los contactos realizados. Es importante mantener este archivo al día porque:

            *le ayuda a dirigir sus esfuerzos evangelísticos a personas específicas que Ud. intenta evangelizar.

            *le ayuda a concentrar su preocupación y oración en individuos y familias.

            *le señala la gente más abierta en la cual Dios puede estar obrando.

            *Mantiene el enfoque del ministerio en la gente y no simplemente en las actividades.

            *le enseña a tener "ojos para plantar iglesias."

       Todo esto destaca la importancia de trabajar a través de redes de relaciones como estrategia de primera importancia para establecer los necesarios contactos.

      Otra táctica útil es distribuir un boletín informativo. Esto le ayuda a mantener un archivo de personas abiertas.

      Después de que haya realizado contactos informales, intente extender sus contactos.

      1. Invite a la persona a algún evento especial.

      2. Presente a su contacto a otras personas.

      3. Utilice su casa y los eventos en ella para solidificar la relación y para profundizar su contacto con la persona. No trate a la persona de una manera profesional, sino deje que le observe en su vida diaria y natural.

      Tenga paciencia hasta que una buena oportunidad se presente para que Vd. presente el evangelio. No vacile en compartir su testimonio cuando el Señor le prepara la oportunidad. Dios no tiene que atenerse a nuestro ciclo de seis fases, por más que nos sea útil.

      No es siempre muy fácil indicar cuando es oportuno seguir a la segunda fase. Sea sensible a la dirección de Dios, y la obra del Espíritu Santo será su mejor guía.

      Recuerde que la transición de la primera a la segunda fase puede ser gradual e informal. También se puede realizar de un modo más formal y estructurado. No hay que hacer alarde del modo empleado, sino que hay que emplearlo.

     

 

 

 

 

¿Qué pues, es Apolos? ¿y qué es Pablo? Sólo siervos por medio de los cuales habéis creído; y a cada uno según el Señor le concedió. Yo planté, Apolos regó; pero Dios dio el crecimiento. (1 Corintios 3:5,6).


 

CUARTA PARTE

 

Segunda fase

 

Sembrar el mensage del evangelio

 

La segunda fase trata sobre:

1. El modelo bíblico para la comunicación del evangelio comparado con el modelo tradicional.

2. Las tensiones que puedan surgir en la selección de un método de comunicación por parte del plantador de iglesias.

 

 

      La Gran Comisión nos llama a "hacer discípulos" comunicándoles las buenas noticias -- sembrando la semilla. Si Ud. quiere ser un eficaz sembrador de la semilla, tenga lo siguiente en cuenta:

 

LA SEMILLA SEMBRADA TIENE UN PROPOSITO, MAS VARIAS FACETAS

 

      En la Biblia se usa mucho la metáfora de la actividad de sembrar la semilla para referirse a la comunicación del evangelio. La Biblia expresa en varias formas el posible resultado y efecto que este sembrar de la semilla puede tener.

      Todos estos resultados están relacionados con el singular propósito del evangelio, que es, el llamado a la reconciliación a través de la provisión de Dios en Jesucristo. El evangelista toma en cuenta cuál de las facetas hay que enfatizar a la luz de las nececidades de su público. Escoge el material apropiado para esas nececidades.

 

LA SEMILLA NECECITA UN SEMBRADOR

 

      Dios no envía a sus arcángeles Gabriel y Miguel para realizar la labor de sembrar la semilla. Dios ha escogido utilizar a su pueblo redimido para realizar esta misión en la tierra. El da poder a la comunicación del evangelio para testificar y nos asegura que habrá resultados por nuestros esfuerzos.

      "¿Qué pues, es Apolos? ¿y qué es Pablo? Sólo siervos por los cuales habéis creído ... yo planté, Apolos regó, mas Dios dio el crecimiento" (1 Corintios 3:5-7).

 

EL SEMBRADOR SIMPLEMENTE BUSCA EL MODO PARA PLANTAR LA SEMILLA EN EL SUELO DEL CORAZON HUMANO

 

      Ud. puede hacer que la semilla llegue al suelo en innumerables maneras. Como plantador de iglesias involucrado en la segunda fase, todavía no tendrá ninguna congregación, así que tendrá que utilizar su creatividad para ingeniarse múltiples maneras para comunicar el evangelio. Claro que tendrá que considerar el contexto en el cual va a evangelizar, la gente a la cual Ud. quiere alcanzar, y la cultura dentro de la que ellos viven.

 

LA COMUNICACION DEL EVANGELIO TIENE ESTAS FACETAS:

 

Buscar a los perdidos y errados. Lucas 15:1-7; Juan 10:14-16

 

Orientar. 2 Timoteo 3:16

 

Proveer significado y propósito para la vida. Hechos 17:22-28

 

Restaurar relaciones quebradas y ofrecer consuelo. Lucas 4:18; 2 Corintios 5:19; Isaías 40:1

 

Librar a los oprimidos. Lucas 4:18-19

 

Establecer una viva esperanza que aumenta la confianza. 1 Pedro 1:3-9

 

Causar renovación y madurez. Efesios 4:11-13

 

LA COMUNICACION DEL EVANGELIO HA DE

REALIZARSE DE MUCHOS MODOS

 

      La preocupación de la Biblia no es el método que se emplee sino el hecho de que Ud. esté evangelizando. Las siguientes palabras utilizadas para referirse a la comunicación del evangelio pueden darnos alguna idea sobre el método a usar en nuestro tiempo:

            -proclamar, anunciar o pregonar

            -enseñar e instruir

            -evangelizar (traer las buenas noticias)

            -testificar

      David Hesselgrave en su libro Communicating Christ Cross Culturally, (Grand Rapids: Zondervan. 1982 páginas 20-21) y en su libro Planting Churches Cross Culturally, (Grand Rapids: Baker Book House. 1980 páginas 211-212), se refiere a varios métodos de evangelización en las Escrituras, que utilizan una gran variedad de palabras para describir actividades que se relacionan con la evangelización:

 

      Syncheo -- confundir (Hechos 9:22)

      Symbibazo -- demostrar (Hechos 9:22)

      Diegeomai -- declarar (Hechos 9:27)

      Syzeteo -- disputar (Hechos 9:29)

      Laleo -- hablar (Hechos 9:29)

      Dialegomai -- razonar (Hechos 18:4)

      Peitho -- persuadir (Hechos 18:4)

      Noutheteo -- advertir (Hechos 20:31)

      Katecho -- informar (Hechos 21:21,24)

      Deomai -- rogar (2 Corintios 5:20)

      Elengcho -- reprender (2 Timoteo 4:2)

      Epitimao -- amonestar (2 Timoteo 4:2)

      Parakaleo -- exhortar (1 Pedro 2:11)

 

     

      Un evangelista podría encontrar que es aceptable utilizar el modelo tradicional de relacionarse con la gente reunida en un edificio para escuchar el evangelio. En cambio, la resistencia inicial o el prejuicio que muchos pueden tener contra la iglesia tradicional debería conducir al plantador de iglesias a buscar métodos que no estén tan ligados a la iglesia tradicional. Predicar desde el púlpito no es la única forma válida para comunicar el evangelio.

      La escala de Engel es muy útil para determinar el método apropiado a utilizar. Juntando la escala de Engel con el ciclo de seis fases, puede seleccionar los recursos apropiados. Estudie con cuidado la hoja de selección.

 

ESCOJA UN MODELO, MAS NO SE HAGA ESCLAVO DE EL

 

      Muchos esfuerzos evagelísticos que se basan en el modelo tradicional no hacen justicia a la gran diversidad de personas en alguna comunidad específica. Es conveniente usar una diversidad de modelos en una comunidad. El plantador de iglesias debe adoptar modelos que sean relevantes a las nececidades particulares de una cultura local. Hay personas más abiertas en la comunidad en las cuales el Espíritu de Dios está obrando, que no serán alcanzadas porque el acercamiento, el estilo y la tradición de la cultura del plantador de iglesias son tan diferentes de su propia cultura, que no pueden hacer la necesaria transición cultural. El empleo de grupos pequeños y otros modos informales para comunicar el evangelio ayuda a disminuir la distancia cultural, y permite el asimilamiento cultural y la incorporación graduales.

 

      EL MODO DE TRASMITIR EL MENSAJE EVANGELICO

 

      El plantador de iglesias puede incrementar sus capacidades de comunicación si comprende algo sobre la naturaleza de la comunicación y la gran diversidad de posibilidades para comunicarse.

 

Conozca sus opciones

 

      Sin entrar en un estudio de complejos métodos científicos, una comprensión de la varias categorías de la comunicación le dan la posibilidad al plantador de iglesias de hacer una selección creativa de los métodos a emplearse.

Esto le amimará. Vea las hojas que siguen.

 

Desarrolle una variedad de métodos de comunicación

 

      Es una real tentación la de hacer que nuestra comunicación sea estereotipada, formal y monótona. El plantador de iglesias que sale de una cultura eclesiástica específica tendrá que adaptarse a un nuevo estilo y énfasis. Es necesario redescubrir de qué se trata la comunicación del evangelio.

      La gente entrará en la iglesia en varias formas. (Compare la hoja "Cómo la cultura de una iglesia restringe la comunicación del evangelio a los que no se han adaptado a la iglesia.") Con el tiempo, por el proceso de aculturización, el nuevo entrante se adapta gradualmente a un estilo de comunicación que es más formal, más complejo, conceptual y reflexivo. Esto puede ser muy bueno para un nuevo entrante que tiene que aprender a vivir y a existir dentro de un nuevo ambiente cultural, mas no le ayuda cuando ese nuevo entrante quiere comunicarse con sus amigos que no se han acostumbrado ni han aceptado el estilo comunicativo del plantador de iglesias.

      Cuando la gente entra en la "comunión del evangelio" desde el punto #1 o #2 en el camino de esta vida, tendrán la posibilidad de alcanzar a otros que puedan responder de la misma manera que ellos lo hicieron. Apreciarán el método y el estilo comunicativo que les trajo a Cristo. La iglesia tiene que analizar y escuchar atentamente las opiniones de los que entran por los varios métodos.

      La gente que entra en la vida y membresía de la iglesia a través del crecimiento biológico (a través de sus padres) o a través del crecimiento por transferencia de su membresía de otra iglesia muchas veces no aprecian la nececidad de estilos y niveles de comunicación que no concuerdan con su propia experiencia. Cuando esto sucede, se pierde la eficacia punzante de la comunicación. Un intento por recapturar la variedad total de la comunicación del evangelio es la única esperanza. El retorno a principios y modelos bíblicos relatados en las Escrituras es un buen comienzo.

      Los que entran en la vida de la iglesia por la conversión descubren pronto cuál es el estilo de comunicación y el énfasis utilizados en el ministerio de esa iglesia. Lo siguiente puede suceder:

      1. Se adaptan a ese estilo.

      2. Se quedan alejados y nunca encajan en el ministerio.

      3. Tratan de cambiar el estilo empleado.

      4. Abandonan la iglesia.

      Los que son traídos a la comunión de la iglesia por el plantador de la iglesia deben ser expuestos a la total variedad de la comunicación y ser discipulados de tal manera que no se vuelvan estereotipados ni adopten la formalidad del estilo de comunicación característica de una iglesia.

 

 

 


 

 

FASE TERCERA

 

 

El Riego

 

 

Yo planté, Apolos regó; pero Dios dio el crecimiento. Así pues ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios quien da el crecimiento. El que planta y el que riega son una misma cosa, pero cada uno recibirá su recompensa conforme a su propia labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois huerto de Dios, edificio de Dios. (1 Corintios 3:6-9)

 

 

      La tercera fase trata sobre:

      1. Los conceptos claves que ayudan a coordinar las fases "sembrar" y "cosechar."

      2. Seis razones por las que el ciclo para plantar iglesias incluye la fase del riego.

 

CONCEPTOS CLAVES QUE HACEN UN PUENTE SOBRE LA BRECHA ENTRE SEMBRAR Y COSECHAR

 

      Es probable que Ud. haya escuchado mucho sobre la brecha entre la profesión de fe y el proceso del discipulado, pero quizás no haya escuchado hablar de la brecha entre sembrar y cosechar.*

      Por naturaleza nos gustaría simplemente colocar la semilla en el suelo y luego volver a gozar de su fruto. Pero solamente el agricultor fiel y trabajador se esmera en regar la semilla con frecuencia, abriendo y cerrando canales de irrigación. Incluso coloca un espantapájaros para ahuyentar a los pájaros hambrientos de la preciosa semilla. Hace su mejor esfuerzo por mantener las condiciones para la germinación. En todo lo que queda fuera de su control, ora en silencio sabiendo que él no es más que un colaborador con Dios, y que "ni el que planta ni el que riega es algo, sino solo Dios, que da el crecimiento." (1 Corintios 3:7).

      Es lógico que la fase del riego siga después del ministerio del sembrado. Es un tiempo durante el cual el receptor, a causa de su perpectiva, o reacciona o responde a la semilla. El ministerio del riego no garantiza el fruto, pero es necesario para que la semilla germine y eche raíces.

 

 

Una sola meta con diferentes fases

 

 

      En 1 Corintios 3, Pablo confronta las divisiones que surgieron por que los corintios asignaron demasiada importancia a los esfuerzos y proyectos humanos de los comunicadores del evangelio que les habían traído a una relación de fe con Jesucristo. Por eso dice, "¿Qué, pues, es Apolos? ¿y qué es Pablo? Sólo siervos por medio de los cuales habéis creído; y a cada uno según el Señor le concedió" (versículo 5). Hay que notar que aunque Pablo disminuye la importancia de las distinciones dentro del proceso de la comunicación, (en las fases del ciclo), sin embargo nos asegura que Cristo ha dado a cada uno una tarea diferente. Además recuerda sus respectivos papeles -- Pablo, el plantador y Apolos, el regador.

      El versículo 6 dice: "Yo planté, Apolos regó; pero Dios dio el crecimiento." Vemos la relación consecuencial entre lo que hizo Pablo y lo que hizo Apolos. La obra de Apolos siguió a la de Pablo. En ningún momento nos dice que Apolos hubiera plantado.

      Lo que nos preocupa ahora es esto: ¿Será acertado concluir que Pablo entendía muy bien el proceso de la comunicación, desde sembrar hasta cosechar? Apolos hizo de su parte y de ello el soberano Dios produció el fruto.

      Pablo dice en el versículo 8: "El que planta y el que riega son una misma cosa, pero cada uno recibirá su recompensa conforme a su propia labor." Cualquiera que sea nuestra contribución al proceso de la comunicación del evangelio, el único propósito es ver el crecimiento. En el lenguage de la Gran Comisión el propósito es "hacer discípulos."

 

Apolos el regador

 

      Veamos otro pasaje que trate de Apolos, en Hechos 18:24-28. Nos ayudará a comprender por qué Pablo le asignó el rol de "regador" a Apolos.

      Aprendemos que Apolos era de Alejandría y que era judío. El pasaje dice que era "hombre elocuente y poderoso en las Escrituras. Este había sido instruido en el Camino del Señor; y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas acerca de Jesús ... Comenzó a hablar con valentía en la sinagoga."

      Con todo lo que se podría decir sobre el carácter y los dones de Apolos, podemos concluir con toda seguridad que era un defensor público del evangelio, capaz de respaldar y clarificar las preguntas y las objeciones que surgieran. Por eso Pablo describe su rol como el que riega lo que otro plantó proclamando el evangelio.

      Comenzando con el versículo 27, cuando Apolos quiso irse a Acaya, los líderes le abrieron la puerta con mucho gusto, pues ese tipo de ministerio les era muy necesario. "Cuando llegó allá, fue de gran provecho a los que mediante la gracia habían creído." Los creyentes no lo necesitaban para su propia edificación, sino como dice el versículo 28, "refutaba vigorosamente a los judíos en público, demostrando por medio de las Escrituras que Jesús era el Cristo." Cuando el evangelio es proclamado, siempre existe la necesidad del fortalecimiento, ilustración, respuestas a las objeciones, y el esclarecimiento, ¡pues el evangelio ataca la cosmovisión del receptor! Es por eso que hemos asignado específicamente una fase de riego, que da tiempo y consideración a la labor de la germinación de la semilla.

 

¿Por qué debiera Ud. planificar una fase de riego?

 

      1. Le animará a dedicarse a la proclamación del evangelio y a tomar la responsabilidad para acertarse de que el mensaje sea comprendido por el público receptor.

      El plantador de iglesias que está determinado a hacer discípulos y nuevos conversos, tiene que tomar el tiempo para fortalecer y clarificar las implicaciones del evangelio, para que la semilla eche raíces.

      2. La fase del riego le da tiempo al receptor para que considere y comprenda lo que el evangelista le ha plantado. Muchas veces el evangelio le ha sido plantado en términos que corresponden más bien a las percepciones del evangelista.

      El receptor necesita hacer preguntas fundamentales cuando su cosmovisión es enfrentada por el evangelio. (Una comprensión básica de la apologética cristiana le ayuda al plantador de iglesias a ver la importancia de esta fase.)

      3. Le da al evangelista la oportunidad de separarse y observar el riego del Espíritu de Dios, para que "dé fruto en su tiempo."

      La fase del riego es un buen momento para separarse, "para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios." (1 Corintios 2:5). Esto hace que los discípulos maduren.

      4. Esta fase permite que el receptor vea la fe modelada en la vida del evangelista. No solamente proclamamos el evangelio, sino que demostramos el evangelio -- ejemplificándolo y modelándolo en nuestras palabras y hechos a través de un estilo de vida consistente. Hay que estar preparado a defender la fe, con miras a impactar la cosmovisión del receptor.

      5. Esta fase le permite al evangelista penetrar más allá de las necesidades expresadas por el receptor hasta sus verdaderas necesidades. Nos dirigimos a las necesidades que el receptor reconoce para lograr su atención y establecer contacto con él. Durante la fase del riego hay que dirigirse a las necesidades más profundas y hacer que las implicaciones del evangelio sean entendidas. La mujer samaritana aprendió pronto que el agua del pozo no era la solución a su necesidad. La solución era Jesucristo mismo.

      6. Esta fase le entrena a algún evangelista que tiende a querer cosechar con demasiada rapidez a estar atento a que la persona a cosechar esté verdaderamente informada y madura para la cosecha.

      El sembrador impaciente no debe precipitarse para colectar fruto verde. Eso no dura. Debemos cuidarnos para no juzgar prematuramente acerca de la receptividad o la falta de ella. Nuestra proclamación puede haber sido comprendido mal o incompletamente por el receptor (Véase Hechos 14:8-15).

 

 

      *En esta fase deseamos desarrollar un entendimiento que sea consistente con las imágenes bíblicas de la agricultura.

Charles R. Taber trata de esta necesidad en su capítulo sobre la contextualización, cuando dice: "... es importante tomar en cuenta el momento actual ocupado por un determinado grupo dentro de la totalidad del ciclo agrícola." Aunque McGavran (1980:p.245 y las páginas siguientes; también Wagner 1971:p.106 y las páginas siguientes) dedica un espacio considerable a este hecho, enfatiza casi exclusivamente la fase de la cosecha, y por no haberlo considerado parece sugerir que las etapas precedentes -- preparar la tierra, arar, plantar, regar, y cultivar -- sean intrínsicamente menos importantes y por tanto que necesiten menos atención. En ningún caso puede suceder la cosecha si nadie se haya preocupado antes de los pasos preliminares (Shenk 1983:126).

 

 


 

Cuarta Parte       Cuarta Fase

 

 

La Cosecha del grano maduro

 

 

              "Mi comida," dijo Jesús, "es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra. ¿No decís vosotros: "Todavía faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: ¡Alzad vuestros ojos y mirad los campos, que ya están blancos para la siega!" (Juan 4: 34-35)

     

      La cuarta fase trata sobre:

      1. La relación entre plantar la semilla y cosechar.

      2. Cinco principios que Jesús dio a cosechadores del Nuevo Testamento.

 

     

      No hay ninguna garantía que un buen comunicador del evangelio sea un eficaz cosechador. Considere lo siguiente:

 

El agricultor que perdió sus navajas cortantes

 

 

      Si aplicamos la metáfora de la agricultura a nuestro contexto moderno, podemos comparar a muchas iglesias con un tractor. Los métodos modernos para comunicar el evangelio son extensos e impresionantes, al igual que el tractor puede arar, sembrar y regar los campos. Desafortunadamente muchos se han quedado en esa parte del ciclo agrícola y no han aprendido a ponerle las navajas cortantes a la máquina cosechadora. Las consecuencias de tal negligencia son múltiples.

      El ciclo en sus seis fases como lo hemos visto toma en serio la labor de proclamar el evangelio (Romanos 10:14-15). Toda proclamación evangelística, tanto en circunstancias formales como informales, necesita tener los aspectos de la declaración, la clarificación, la aplicación y el llamado a arrepentirse y creer.

      Dado que el mensaje divino encuentra su momento de apogeo en un ruego del Creador a un mundo rebelde para que se convierta y ponga su fe en Cristo, la entrega de ese mensaje tiene que incluir el reto a los oyentes a que se conviertan. Si no se busca, en ese mismo sentido, producir conversiones, pues no se está evangelizando (Packer 1970:41).

      Existen muchas razones por las que los misioneros no realizan la cuarta fase. Muchas iglesias son de una tradición en la que nunca han experimentado el gozo de ver una cosecha de almas que se integren en la familia de la iglesia. Muchos anulan con sus raciocinios el llamado bíblico a sembrar y cosechar. Otros enfatizan de tal manera la soberanía de Dios que evitan totalmente este delicado aspecto del ministerio. Han dejado de ver que son co-laboradores con Dios aun en este ministerio vital. El llamado de Cristo a ir y recoger la siega de los campos que están "blancos para la cosecha" es ajeno a su misiología y experiencia. Muchos se consuelan con la idea de que el llamado bíblico es sembrar la semilla y dejar el resto a Dios.

 

Los consejos de Jesús a los cosechadores del Nuevo Testamento

 

 

      Sea o no que se enfatice la fase del sembrado o la de la cosecha, Dios cumplirá sus propósitos finales y traerá a los que él está reuniendo a los establos del cosechador humano.

      Jesús da muchos conceptos sobre cómo la analogía de la cosecha se relaciona con el tiempo y la eternidad, en tales pasajes como Juan 4:34-38, Lucas 10:2 y en muchas parábolas que emplean el motivo agrícola para ilustrar la enseñanza sobre el Reino. Jesús señala lo siguiente:

      1. Su llamado ("mi comida") es hacer la voluntad del Padre y verla cumplida, culminando en la cosecha.

      2. La época de la cosecha no está cuatro meses en el futuro, como en el ciclo natural, puesto que él inauguró la época de la cosecha: "Os digo, ¡alzad los ojos y ved los campos! Están blancos para la cosecha" (Juan 4:35).

      3. "El que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra y el que siega se gocen juntos" (Juan 4:36).

      4. Podemos inferir de Juan 4:37, "uno es el que siembra y otro es el que siega," que el sembrador y el cosechador pueden ser dos personas diferentes. El plantador de iglesias que no tiene dones para cosechar debe desarrollar esta capacidad o entrenar a cosechadores para enviar a los campos maduros. Lo mismo puede ser verdad en una iglesia, aunque nuestro concepto de lo que es una iglesia no admite la posibilidad de que "una iglesia local siembra y otra tiene el ministerio de cosechar," como algunos declaran. En eso se distorciona la Gran Comisión y se pierde el equilibrio bíblico entre el evangelismo, la enseñanza y la eclesiología. Un ministerio cabal es el requisito para toda iglesia local.

      5. Juan 4:38 apoya el concepto que en el punto de vista de Jesús, también el plantador de iglesias puede esperar que vaya a cosechar de lo que él mismo no sembró, y así recibir los beneficios de la ardua labor de otros. Pero la verdad es que sólo se cosecha de lo antes haya sido sembrado por alguien.

 

Prepare la semilla, a los sembradores,

 los plantadores, los regadores, y a los

cosechadores ... y ¡prepárese para la próxima temporada!

 

 

10 consejos para cosechadores

 

1. Siembre en abundancia. Coseche en abundancia.

 

2. Siembre con lágrimas. Coseche con gozo.

 

3. Jesús dijo que los campos están blancos y listos. Créalo.

 

4. No se deje engañar. Satanás enviará a los pájaros a malograr su fruto.

 

5. Ud. no puede hacer que crezca nada -- ¡sólo Dios los puede hacer!

 

6. Sembrar y cosechar tienen un fin -- la vida eterna (Juan 4:36).

 

7. Ud. puede cosechar lo que no haya sembrado.

 

8. La semilla tiene sus diferentes épocas. La semilla durmiente necesita del riego, de la paciencia y del cultivo.

 

9. Si Ud. no recoge la cosecha, lo hará otro.

 

10. Tenga cuidado en dónde guarde la cosecha. Puede malograrse.

 

 


 

Cuarta Parte -- Quinta fase

 

Maduración

 

      "Por tanto, de la manera que habéis recibido a Cristo Jesús el Señor, así andad en él, firmemente arraigados y sobreedificados en él, y confirmados por la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias"

(Colosenses 2:6-7).

 

La quinta fase trata sobre:

 

1. un modelo del discipulado que toma en cuenta la comunicación del evangelio;

2. un acercamiento a las necesidades de la persona por medio del evangelio.

 

      Los conversos al Señor Jesucristo forman parte del cuerpo de Cristo (Efesios 2:8-10, 13,19; 1 Corintios 12:12-27). Como tal, es necesario incorporarlos al cuerpo local de los creyentes. Como plantador de iglesias, Ud. debe nutrir a los nuevos creyentes en la fe para que crezcan en su conocimiento de Dios y de su voluntad para sus vidas (1 Pedro 1:21-2:3; Efesios 5:1 y en adelante; Efesios 1:18). Hay que ayudar a los nuevos creyentes a dar razón de la esperanza que tienen en Cristo (1 Pedro 3:15). Este proceso de crecimiento para luego participar en el evangelismo se basa en cuatro áreas de desarrollo (Henrichsen 1984:p.74). Nuestro modelo es el Señor Jesucristo que "creció en sabiduría y estatura, y en gracia para con Dios y los hombres" (Lucas 2:52):

 

      1. Sabiduría: el desarrollo intelectual;

      2. Estatura: el desarrollo físico;

      3. En gracia con Dios: el desarrollo espiritual;

      4. En gracia con los hombres: el desarrollo social.

 

            _______________________________________

 

      Un buen discipulado debe tomar en cuenta el desarrollo del hombre en su totalidad, e incluirá:

 

      1. Enseñanza: el desarrollo del conocimiento de las Escrituras;

      2. Entrenamiento: el desarrollo de la capacidad de dar una razón por su fe;

      3. Edificación: el desarrollo del carácter (1 Timoteo 4:7-8; 6:6-11).

 

            _________________________________________

 

      Como plantador de iglesias, tiene que acompañar al discípulo de Jesucristo por los procesos de incorporación en la comunión de los creyentes: a saber, el descubrimiento de sus dones (1 Pedro 4:10-11), principios de la conducta cristiana diaria (Eclesiastés 12:13; Gálatas 5:13-15,22), el desarrollo de una sensibilidad para las misiones con miras a plantar otras iglesias (Mateo 28:19-20), y entrenamiento para el liderazgo (2 Timoteo 2:2). La iglesia recluta a hombres y mujeres a una vida de discipulado. Así el discipulado comienza con la tarea del evangelismo y continúa con el desarrollo del creyente, y fortalece al nuevo creyente en la fe cristiana (Colosenses 2:6-8).

      Tanto el evangelismo como el desarrollo involucran un cambio esencial de las actitudes -- el cambio del corazón del hombre. Como plantador de iglesias, debe ser su meta llegar al meollo (corazón) del asunto. El cuadro de la página siguiente ayuda a clarificar este punto. Al evangelizar buscamos aplicar el evangelio al corazón de cada individuo, lo cual sólo puede realizarse en el poder del Espíritu Santo (1 Corintios 1:18-2:5) cuando el evangelio es proclamado por la persona que se haya preparado a través de la oración para el enfrentamiento entre las dos potencias. Lo más común es que dicho enfrentamiento ocurra sólo después de un largo tiempo durante el cual se construyan puentes de contacto entre el evangelista y el receptor de su mensaje.

      El punto de contacto entre el evangelista y el receptor suele ser las necesidades expresadas por éste. El procedimiento más usual es presentar el evangelio, obtener un compromiso y luego hacer que la conducta, los valores y las creencias del nuevo creyente se conformen a las expresiones y expectativas de la fe del evangelista.

      El procedimiento de Mission to the World nos llama a hacer lo inverso, buscando dirigir el evangelio al corazón. En otras palabras, es necesario percibir la cosmovisión del receptor para que Cristo pueda transformarle el corazón y renovarle la mente (Romanos 12:-1-2), y así efectuar desde dentro un cambio de creencias, valores y conducta. Este procedimiento conforma mejor a la perspectiva bíblica que busca la tranformación en vez de la conformidad externa a una cultura cristiana. Las necesidades expresadas por el receptor son el punto de contacto. Cuando se haya identificado y tratado (en parte) dichas necesidades, el evangelista debe dirigirse a las verdaderas necesidades del receptor.

      Todo ser humano tiene cinco áreas de verdadera necesidad; el plantador de iglesias debe dirigirse a ellas. Bavinck (1981) nos las resume:

      1. Yo y el cosmo (la relación del ser humano al mundo).

      2. Yo y la norma (el vago concepto del hombre sobre las leyes que tiene que obedecer).

      3. Yo y el enigma de mi existencia (la conciencia de que el hombre vive entre la acción y el destino, o sea, actúa en el mundo, y sin embargo es incapaz de cambiarlo).

      4. Yo y mi salvación (la conciencia de las deficiencias del hombre y de su necesidad de ser salvado del poder de la naturaleza -- de las inundaciones, los fuegos, los terremotos y de la avaricia humana, del asesino, etc.).

      5. Yo y el Poder Supremo (la conciencia de que existe un velo entre este mundo y la realidad más profunda a la cual el hombre sabe pertenecer).

      Jim Peterson, autor de Living Proof, (Nav Press, 1989), nos presenta otra perspectiva para comprender a los de nuestra generación. Para comunicarnos con ellos, es necesario comprender cómo son. ¿Qué es lo que los distingue de las generaciones anteriores? ¿En qué maneras son diferentes a las generaciones anteriores? ¿En qué sentido son diferentes a los cristianos contemporáneos?, y ¿cómo les son similares? Nos dice que hay tres factores determinantes de la naturaleza humana que nos ayudan a responder a esas preguntas. Son:

      1. El hombre es creado a la imagen de Dios.

      2. El hombre ha caído.

      3. El hombre es influido por la sociedad en la que vive.

     

El hombre es creado a la imagen de Dios

 

      Los tres pasajes principales sobre esta verdad se encuentran en Génesis 1:26-27, Génesis 5:1-3, y Hechos 17:28-29. El hecho de ser creado a la imagen de Dios distingue al hombre del resto de la creación. El hombre puede relacionarse con Dios como ninguna otra criatura lo puede hacer. Siendo creado a la imagen de Dios, tiene una natural receptividad a la verdad espiritual. Todo evangelismo se basa en este hecho.

 

El hombre ha caído

 

      El hombre sufrió tres calamidades a causa de la caída:

            1. Después de conocer el bien, conoció el mal.

            2. Su vida se volvió inútil.

            3. Murió.

 

      Como el ser humano sabe distinguir entre el bien y el mal, se le remuerde constantemente la conciencia por su culpabilidad. La conciencia de la futilidad experimentada por todos en algún momento mientras existen separados de Dios, se convierte con frecuencia en un fuerte impulso para que se reconcilien con Dios. Considera a la muerte como un enemigo. El hombre gasta muchos esfuerzos intentando preservar su inútil existencia. No puede quedarse en paz con la idea de que una vida normal sólo dure setenta años. Dios ha "puesto la eternidad en el corazón del hombre, mas el hombre no puede sondear la obra que Dios ha hecho de principio a fin" (Eclesiastés 3:11). Existe en el hombre un anhelo por la inmortalidad que, aunque se exprese con frecuencia en extrañas maneras, puede ser un factor que le haga susceptible a las preocupaciones espirituales.

      El hecho de que es creado a la imagen de Dios, que conoce el bien y el mal y el sentido de culpa que acompaña ese conocimiento, su experiencia de la futilidad de su existencia, y su confrontación con el temor a la muerte, todo puede combinarse para formar un punto de contacto donde el evangelista puede comunicar la verdad espiritual al hombre carnal. El hombre puede comprender y responder a Dios porque Dios ha plantado ciertas cosas en su corazón. Peterson cree que esto es lo que el apóstol Juan describía cuando dijo que Jesús "es la verdadera luz que alumbra a todo hombre" (Juan 1:9).

     

      El hombre influido por la sociedad en la que vive

 

      El entorno nuestro es el tercer factor que diferencia y distingue a la gente de diferentes culturas y generaciones. El hombre es producto de su cultura en muchas maneras. Las advertencias del Antiguo Testamento a Israel cuando entraba en la tierra de Canáan atestiguan la realidad de este factor. "No haréis como hacen en Egipto donde vivíais, y no haréis como hacen en la tierra de Canáan a la que os estoy trayendo" (Levítico 18:3). De la misma manera Pablo advierte a los cristianos en Romanos 12:2, "No os conforméis a este mundo." La cultura es una compleja fuerza que influye al ser humano y forma sus conceptos éticos, sus valores, y su cosmovisión. (Véase el cuadro "Cosmovisión -- lleguemos al corazón del asunto").

      Nuestra cosmovisión forma nuestros valores y éstos a su vez forma nuesta conducta. Existe un "abismo cultural" entre individuos de distintas culturas. Hay que construirle un puente para que un embajador cultural pueda comunicarse con el de la otra cultura. Nos confrontan cosmovisiones diferentes al movernos de una cultura a otra. Este es el caso entre cristianos y no creyentes en nuestro mundo a medida que éste se vuelva cada vez más seglar en su filosofía. Este proceso de secularización ha presentado una nueva dimensión y complejidad a nuestra capacidad para comunicar lo espiritual al individuo. La secularización significa en su esencia que las cuestiones espirituales ya no sean relevantes a la mentalidad del individuo.

      Un estudio sobre los jóvenes realizado recientemente en Suecia dramatiza el impacto de la secularización en el evangelismo. Pidieron que los jóvenes respondieran a la siguiente pregunta: "Creo que lo siguiente podría dar más significado a mi vida ..." De los encuestados, el 87% opinaron que ese significado podría encontrarse en un buen puesto, el 85% opinaron que se podría encontrar en el matrimonio, y el 84%, en los deportes y recreaciones. Sólo un 15% creía que la lectura de la Biblia y la oración pudieran ayudar. Casi un 87% consideraban que la cuestión del significado de la vida es importante. Sin embargo el 87% estimaban que carecía de importancia si Jesucristo existiera o no como hombre en la tierra. El 85% no le daba importancia al hecho de que Jesucristo fuese o no el Hijo de Dios. Un total de 75% concluyeron que la cuestión de la existencia de Dios no tiene importancia.

      Tal cosmovisión y los valores que fluyen de ella debiera forzarnos a meditar sobre cómo comunicaremos lo espiritual a tales personas. Por cierto, nuestros métodos más tradicionales, nuestra jerga cristiana, y la confianza de que nos vayan a comprender son cuestiones que deben replantearse. Nuestra capacidad de dirigirnos a las necesidades sentidas por esos individuos y de establecer relaciones basadas en cosas consideradas relevantes por ellos pondrá a prueba nuestra creatividad y nuestras estrategias evangelísticas.

 

El desarrollo de un deseo por Cristo

 

      El nuevo creyente necesita un cambio de valores (Filipenses 1:6) y, eventualmente, un cambio total de su personalidad. Esto es una obra del Espíritu Santo utilizando la palabra de Dios a través de un período de tiempo. El que hace discípulos tiene las vías de la gracia de Dios -- la oración, las Escrituras y la iglesia -- para ayudarle a traer al creyente a la madurez. Para hacer esto, el que guía a los discípulos tiene que comenzar por el nivel en el que se encuentra el discípulo y no en el nivel en el cual quisiera que esté el discípulo. Se identifica con oración las necesidades que el discípulo dice tener y la ayuda comienza ahí. El discípulo tiene un nuevo corazón a causa de su conversión (2 Corintios 5:17).

      El nuevo creyente tiene que aprender una nueva cosmovisión mientras su mente sea renovada por la palabra viviente de Dios (Romanos 12:1-2; Hebreos 4:12) y busque crecer en la obediencia (2 Corintios 10:5b). Vea a continuación 30 áreas en las que necesita enseñanza un nuevo creyente:

 

       1. Seguridad de su salvación.

       2. Su devocional personal diario.

       3. La victoria sobre el pecado.

       4. Separararse del pecado.

       5. La comunión cristiana.

       6. La Biblia.

       7. Escuchar la Palabra.

       8. Leer la Palabra.

       9. El estudio bíblico.

      10. La memorización de las Escrituras.

      11. Meditar sobre la Palabra.

      12. Aplicar la Palabra.

      13. La oración.

      14. Su testimonio personal.

      15. El Señorío de Cristo.

      16. La fe.

      17. El amor.

      18. Pecados de la lengua.

      19. Mayordomía de su tiempo.

      20. La voluntad de Dios.

      21. La obediencia.

      22. El Espíritu Santo.

      23. Satanás -- conozca a su enemigo.

      24. Cómo enfrentar el pecado.

      25. El perdón de los pecados.

      26. La segunda venida de Jesucristo.

      27. El evangelismo.

      28. El conseguimiento de los nuevos creyentes.

      29. El diezmo y las ofrendas.

      30. Una visión de la misión mundial.

 

      Estas 30 áreas de entrenamiento, una vez asumidas, forman el perfil de un discípulo. En vista de las necesidades de la persona con la cual está trabajando, se puede quitar o agregar a esta lista.

       Con un individuo determinado, podría ser que el amor  (#17) sea la gran necesidad de su vida, y así debiera enseñar sobre él pronto. Con otro, puede comenzar por la obediencia. Insista en que el entrenamiento tome lugar en pequeños grupos para asegurarse de que el discípulo sea edificado en la comunión con otros creyentes, y donde haya que rendir cuentas (Hebreos 10:24,25). El discipulador puede trabajar una vez a la semana con dos discípulos para formar un grupo, y en otras ocasiones puede reunirse con ellos individualmente. No se olvide de que el desarrollo es un proceso que dura toda la vida. John Stott dice, "No te perfeccionarás en un abrir y cerrar de los ojos. Puedes convertirte en cristiano en un momento, mas no en un cristiano maduro. Cristo puede entrar en ti a purificarte y perdonarte en una cuestión de segundos, mas te costará la vida para que tu carácter se transforme y moldee a su voluntad."

      Los líderes de la iglesia son responsables para planificar por el desarrollo de todos los cristianos bajo su cuidado. Esto requiere una planificación cuidadosa y una administración para utilizar los dones de todos los creyentes para comenzar, mantener, animar y supervisar el proceso del discipulado. Existen materiales para este aspecto del ministerio.

 

      Cómo ganarse el corazón del individuo

 

      La jerarquía de las necesidades motivacionales básicas a la personalidad humana (Maslow 1970) es útil para que el plantador de iglesias identifique las necesidades del receptor. Eddie Gibbs (1981:221-222) nos advierte sobre el uso indescriminado del trabajo de Maslow. "Considerado aisladamente, podría influirnos a decir a la gente sólo lo que quieren escuchar, lo cual puede ser muy diferente a lo que necesitan escuchar. El ministerio de nuestro Señor, por ejemplo, nos presenta varios ejemplos para advertirnos de ese peligro." Maslow cree que todos los hombres tienen las mismas necesidades y que intentan satisfacerlas en un determinado orden de importancia -- comenzando desde abajo en el pirámide del cuadro y siguiendo arriba (Véase el cuadro "Una jerarquía modificada de la necesidades para evangelizar.")

      Si logramos enlazar la solución (el evangelio) a una necesidad sentida, hemos creado un clima favorable a la acción. Por ejemplo, si tengo hambre, estoy motivado a satisfacer mi hambre. Mis pensamientos y deseos entornan alrededor de la comida. Si mi hambre es aguda, todas las demás necesidades se sujetan a esta necesidad. Mientras no se satisfaga una determinada necesidad, existirá un problema que exija una solución. Sólo el Espíritu Santo puede convencer a la persona de su necesidad espiritual. Muchas veces al tratar de una necesidad sentida por la persona, ésta se da cuenta de su verdadera necesidad, definida por la Biblia como Jesucristo. Jesús nos da un ejemplo clásico en su comunicación con la mujer samaritana en Juan 4.

      Aldrich (1983:p.89-96) nos da cuadros muy útiles para comprender cómo los comunicadores de la Biblia pueden aplicar la jerarquía de Maslow.

      Si comprendemos las necesidades de las cuales es consciente el receptor y sabemos dirigirnos a ellas en nuestra relación con ellos, comprenderemos mejor su cosmovisión. Es a este nivel que les podemos demostrar cómo sólo el evangelio puede satisfacer sus necesidades.

      La jerarquía de Maslow nos ayuda en este aspecto. La motivación para cambiar la conducta se relaciona con la necesidad. La iglesia se dirige a las necesidades a través del servicio, o sea, por el ministerio diaconal, la comunión (vida corporal) y la predicación (la diligente enseñanza y aplicación de la palabra de Dios).

 

 


 

CUARTA PARTE -- SEXTA FASE

 

 

      "Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable." (1 Pedro 2:9)

 

 

Misión y evangelismo

 

 

La sexta fase trata lo siguiente:

      1. La iglesia está encargada de la labor actual de la misión.

      2. Doce razones por las cuales las iglesias pueden perder su dimensión misionera.

      3. La tarea que queda por hacer y el deber misionero.

 

 

      La fase "misión y evangelismo" sufre a menudo un desclive y luego es dejado por el plantador local de iglesias. Tiene que haber una lucha consciente para aplicarse a la tarea misionera tanto por parte del plantador local como por la iglesia que planta.

 

      Jesús dijo. "Como el Padre me envió ... así os envío."

 

      La misión de Dios para el mundo, comenzó cuando el Padre envió al Hijo al mundo a reunir a un pueblo para ser "nación santa, pueblo perteneciente a Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel ..." (1 Pedro 2:9).

      1. Jesús se sometió a su misión "hasta la muerte."

      2. Jesús proveyó para que continuara su labor, recomisionando a la iglesia con esta tarea y enviando al Espíritu Santo para otorgar poder a sus discípulos.

      3. La iglesia es desobediente e infiel cuando minimiza o pone pretextos para dejar de ir a hacer discípulos.

      La misión de Dios en la era del Nuevo Testamento abarca al mundo entero. Trabajamos por una iglesia que incluya a gente de todas las tribus y naciones, para que sea un cuerpo verdaderamente multinacional y multicultural, y un cuerpo que busque expresar la fe en Cristo que tiene en común a través de las diferentes tradiciones culturales.

      1. Como nunca antes, nos damos cuenta de qué distintos son los diferentes pueblos del mundo, al ver el pecado del hombre expresado por la incredulidad, la injusticia, la opresión y la avaricia.

      2. Como nunca antes, nos damos cuenta también del poder del evangelio al ver que los pueblos y culturas son transformados por Jesucristo, que toma el control de sus vidas y establece su Reino en ellos.

      El alboroto y la intranquilidad del mundo debe entenderse como la señal de que Dios "por su propósito de redimirlas, está alborotando a las naciones para que busquen el Reino de justicia sobre el cual Cristo es el cabeza." (Greenway 1976:p.52). Kenneth Scott Latourette, el gran historiador, observó que el cambio y la desintegración cultural del mundo antiguo hizo posible que la nueva fe creciera en vastas cantidades de personas. Este mismo fenómeno es evidente en cada vez más lugares del mundo y sucede con mayor frecuencia. La creciente urbanización de nuestro mundo requerirá nuevos procedimientos y estrategias para enfrentar el reto y las oportunidades para extender el evangelio.

      Dios nos ha otorgado maneras que nunca jamás se habían imaginado para comunicar el evangelio. Si las empleamos apropiadamente en una estrategia global, podremos enfrentar a todo pueblo, toda tribu y nación con el mensaje de la reconciliación. Las oportunidades para proclamar el evangelio superan la capacidad de la iglesia actual para aprovecharse de ellas. Las sociedades que publican las Escrituras no pueden satisfacer la demanda de ellas. Los medios electrónicos de la comunicación tienen la capacidad para cubrir el mundo.

      1. La duplicación y la falta de coordinación en el empleo de los recursos por parte de la iglesia y de las organizaciones para-eclesiásticas ha de ser evaluado críticamente.

      2. La iglesia local es el punto de arranque para las estrategias globales. Si el pueblo de Dios no es entrenado y discipulado adecuadamente para la misión y el evangelismo, no se puede esperar que haya ningún impacto mundial. Un acercamiento deshumanizado a la tarea de hacer discípulos no forma parte del plan de Dios para llegar a los perdidos. Individuos redimidos y entrenados para el ministerio siguen siendo la clave para llegar al mundo.

      3. Para que ocurra una evangelización significante a finales de este siglo, el pueblo de Dios tendrá que compartir cada vez más sus recursos, modificar su estilo de vida y sacrificarse.

 

Factores que obstaculizan la misión y el evangelismo

 

      1. La herejía bíblica, el estilo de vida mundano, la incredulidad, el tradicionalismo, y el factor "ichabod" (la gloria nos ha dejado).

      2. Un liderazgo que ha sido entrenado en la teoría misionera mas que no tiene experiencia ni aprendizaje en el evangelismo misionero, no puede guiarnos en el camino ni darnos los grandes éxitos.

      3. El "profesionalismo" del ministerio, en el que el modelo del capellán supera el modelo del pastor-evangelista. (Greenway 1987:p.1-4).     

      4. Mala planificación y administración de los recursos, y la falta de una declaración escrita de los propósitos y la estrategia, lo cual mantiene central la meta de la misión en las actividades de la iglesia.

      5. La falta de buenos modelos para estimular y mejorar los dones, sobre todo entre los jóvenes, que han de ser discipulados con la perspectiva misionera.

      6. La preocupación de la iglesia local por su propia supervivencia, causa pronto una mentalidad egoísta que carece de la visión y del deseo de esforzarse por alcanzar a los perdidos con las bendiciones del evangelio.

      7. La naturaleza estática de una iglesia antigua no conduce a un espíritu de empresa que ejerzca una fe audaz para alcanzar a los demás.

      8. El mito de que la iglesia tenga que ordenar sus cosas y esperar a que sus miembros maduren antes de enfrentar cualquier labor evangelística.

      9. La falta del reto a la obra misionera y la falta de contacto con misioneros que animen y entusiasmen al pueblo de Dios a participar en la misión.

      10. La controversia acerca de la proclamación del evangelio por la palabra y por los hechos. El problema diaconal y social. (Véase The Grand Rapids Report #21, Evangelism and Social Responsibility," publicado por The Lausanne Committee.)

      11. La incapacidad de la iglesia para enfrentar los retos presentados por los cambios de circunstancias, de problemas relevantes y de las expectativas de la gente.

      12. El celo con el cual la tradición de una iglesia hace que ésta se concentre en un principio o en una doctrina en particular, y a que deje de tomar en cuenta otras facetas vitales que conducen a la autenticidad bíblica, la relevancia al mundo, y la vitalidad.

     

Factores que promueven la misión y el evangelismo

 

      Se ha dicho acerca del emperador romano Nerón, que tocaba el violín mientras Roma ardía en llamas. ¿Puede decirse de los cristianos que la preocupación egoísta con sus propios intereses y prioridades, sea la manera en la cual la iglesia de Jesucristo "toca el violín" mientras que las almas estén en angustia y se dirijan a una eternidad sin Cristo?

      El apóstol Pablo escribió a los corintios, "¡Ay de mí si no predico el evangelio!" (1 Corintios 9:16). En otra parte dice, "¿Cómo creerán a aquel de quien no han oído?" (Romanos 10:14).

      La iglesia cristiana es el agente de Dios para llevar a cabo el plan de Dios para reunir ante sí mismo a sus elegidos desde los cuatro rincones de la tierra. Es muy necesario reunir a un gran ejército de gente dedicada, que crece en la gracia y que sale a hacer discípulos.

      Tener una fe bien fundada en Jesucristo, un buen entendimiento de los principios bíblicos de la misión de Dios, y una conciencia de los siguientos factores puede ayudar considerablemente a motivar y a preparar a hombres y mujeres para la tarea misionera de ganar a sus prójimos a Jesucristo y a establecer iglesias en todas las comunidades.

 

      1. la necesidad por la evangelización mundial

 

      Conocer los datos sobre la población mundial, las lenguas y las agrupaciones culturales, junto con los múltiples cambios y tendendias en el cristianismo del mundo, estimula la preocupación por la tarea misionera. Los líderes de las iglesias deben retar constantemente a sus miembros con lo que Dios está haciendo y diciéndoles a través de las oportunidades que se están creando a causa de los cambios que ocurren en todos los niveles de la sociedad. Hay posibles futuros pastores transculturales en toda congregación, esperando el reto a lanzarse a la obra estratética de las misiones y al establecimiento de iglesias.    

 

2. oportunidades mundiales

 

      Hemos de dirigir el llamado a las misiones a todo el pueblo de Dios, sean ancianos, jóvenes o jubilados. La actitud parroquial de una iglesia podría evitar que muchos consideren si Dios les está llamando al servir en la empresa misionera. La iglesia necesita estar expuesta a la necesidad de siervos a largo y a corto plazo para servir y apoyar a los plantadores de iglesias. El señorío de Cristo y todos los aspectos de sus derechos sobre el control de nuestras vidas, evitan que pensemos que únicamente los predicadores sean llamados al servicio misionero.

      La gente no sólo debe ser informada de las necesidades de la agencia misionera de su denominación sino también debe considerar aplicarse a las necesidades más allá de su afiliación eclesiástica. Debemos tener contacto con un gran rango de agencias misioneras y organizaciones para-eclesiásticas. Si la iglesia de Jesucristo va a enfrentar con justicia las oportunidades que Dios crea en toda época de la historia, tendrá que estimular la cooperación que cruza las fronteras denominacionales.

 

3. Recursos e informes misioneros

 

       Recursos

      La lectura de estimulante material escrito y los informes desde el lugar de los hechos nos dicen lo que Dios está haciendo aquí y en el extranjero. Hay que cosechar la diversidad de los dones de la familia de la iglesia más extendida si vamos a cosechar los campos blancos para la siega. Tenemos que aprender a cooperar y a utilizar los recursos de Dios para satisfacer las necesidades del mundo. Esto nos llama a escudriñar las Escrituras y a ser más fieles a Dios para demostrar la unidad que ya tiene la iglesia en Jesucristo, para que su obra no sea estorbada. Una buena fuente de material escrito y de materiales audio-visuales deben formar parte de los recursos de la iglesia, y tienen que ser eficazmente utilizados.

 

       Eventos de misión

      Se aumenta la conciencia misionera cuando crece la conciencia de la Gran Comisión. La estimulan los informes en vivo de los misioneros, un fin de semana durante el cual se enfatizan las misiones, o un congreso misionero. Los líderes de las iglesias deben retar y aconsejar a individuos de todo trasfondo a que consideren incorporarse al servicio misionero. Los mismos líderes deben recibir ese reto e involucrarse directamente en estos eventos. Tienen que estar dispuestos a apoyar a los misioneros con sus ofrendas y oraciones. Siempre existe la necesidad de individuos que se comprometan a orar diariamente por los misioneros.

 

       Dinero para misiones

      Este es siempre un asunto delicado de tratar. Sin el apoyo financiero la causa misionera se debilita. No hay que portarse de una manera afectosamente espiritual ni hay que espiritualizar la necesidad de dinero para esta tarea. Nuestro uso de los recursos que Dios ha encomendado a nuestra mayordomía es un factor clave para promover la labor del evangelismo y del establecimiento de iglesias.

      Hay literalmente millones de personas hoy que no tienen ni un Nuevo Testamento ni una Biblia. Las puertas para proveer las Escrituras quedan anchamente abiertas con la posibilidad de producir millones de ejemplares de las Escrituras, utilizando la tecnología más avanzada. Los fondos para realizar esta tarea tienen que ser soltadas por el pueblo de Dios.

     

       Seminarios y talleres de entrenamiento

      Estos promueven la actividad misionera y el pensamiento a través de la exposición de las principios, las necesidades y las oportunidades. Hay que exponer a los creyentes a todo esto desde muy temprano en su vida cristiana. Esto adquiere aún más importancia si consideramos que la edad promedia de la población del mundo queda por debajo de los 21 años. J. Oswald Sanders nos dice, "La responsabilidad para evangelizar a esta vasta población queda tajantemente sobre las espaldas de la juventud cristiana de esta generación."