PANORAMA DE LAS
NARRATIVAS
DEL ANTIGUO
TESTAMENTO
“Mientras más grande sea el
lago, más delgado es el hielo” – una regla de mucha ayuda
para los patinadores de hielo que principian. Si el hielo tiene que cubrir un
área más grande, tiende a ser más
delgado.
En este capítulo vamos a
estar patinando sobre hielo muy delgado. Vamos a investigar rápidamente
todos los libros principales del Antiguo Testamento consistentes principalmente
en narrativas. Debido a que esta presentación es muy amplia, debe
permanecer superficial. Nuestro objetivo en este capítulo es meramente
sugerir orientaciones básicas para la investigación postrera.
Más información y puntos de vista alternativos pueden ser
fundamentales en introducciones estándares y
comentarios.
La mayoría de los
libros narrativos caen en grupos de familias literarias, aunque cada libro
retiene sus propios rasgos y propósitos. Cuatro familias
sobresalen:
- La historia Mosaica (Génesis,
Éxodo, Números y Deuteronomio)
- La historia Deuteronomística
(Josué, Jueces, Samuel y Reyes)
- La historia Cronista (Crónicas, Esdras y
Nehemías)
- Otros libros (Rut, Ester y
Jonás)
En esta
investigación comenzaremos con algunas observaciones en cada
Cuerpo y después veremos brevemente
los libros individuales.
La historia
Mosaica
Las narrativas del Antiguo Testamento primero
aparecieron en Historia Mosaica (Génesis, Éxodo, Números y
Deuteronomio). Los judíos y los cristianos intérpretes tienen
grandes conexiones significativas reconocidas entre estos libros. Génesis
comienza con la historia, Éxodo se construye sobre los eventos de
Génesis, Números extiende la historia más allá, y
los eventos de Deuteronomio siguen los incidentes de Números. Como tal,
la historia Mosaica se extiende desde la creación hasta la muerte de
Moisés.
Sin embargo, la historia
Mosaica no es un sólo trabajo unificado. Los libros exhiben rasgos que
fueron composiciones relativamente independientes. Después de que termina
Génesis con la muerte de José (Génesis 50:22-26),
Éxodo brevemente recapitula la historia de José (Éxodo
1:1-7). Éxodo cierra con una referencia a las tribus “durante sus
viajes” (Éxodo 40:38), y Números abre en SINAB
(Números 1:1). Números traza la marcha de Israel hacia la tierra
prometida y discute numerosos eventos en los planos de Moab (Números
21:10-36:13); Deuteronomio presenta los discursos Mosaicos dados en Moab y
algunos eventos siguientes a los discursos. En tanto que debemos de mantener en
mente la unidad total de la historia Mosaica, no debemos de pasar por alto la
diversidad reflejada en los libros
individuales.
Los evangélicos
afirman la autoridad Mosaica del Pentateuco al referirse al testimonio
Bíblico. Los intérpretes críticos hace mucho que
descontaron este punto de vista tradicional a favor de la bien documentada
hipótesis (J,E,D,P). Parece ser que Moisés hizo uso de recursos y
empleó amanuenses; Deuteronomio da evidencia de publicación
póstuma. Sin embargo, no podemos negar el papel autoritativo formativo de
Moisés sin cuestionar la autoridad de las Escrituras y las palabras de
Jesús mismo.
La mayoría de
los evangélicos afirma la paternidad literaria del Pentateuco, pero rara
vez aplican consistentemente este marco de referencia extrínseco en la
interpretación. En su mayoría, la interpretación
está desconectada del ministerio de Moisés. Sin embargo, en esta
investigación, examinaremos cómo cada libro encaja en los tiempos
de Moisés. ¿Por qué compuso estas historias? ¿Qué
mensajes les transmitió a sus lectores? Este acercamiento dará luz
al significado original de la historia
Mosaica.
Génesis
El
libro de Génesis registra eventos seleccionados que ocurrieron desde la
creación hasta la muerte de José. Todos estos eventos fueron antes
de Moisés. Sin embargo, la influencia de la mamá de Moisés
(Éxodo 2:8-9), su educación en la corte Egipcia (Éxodo
2:10), y la revelación especial de Dios lo preparó a dar esta
historia a Israel.
Algunos pasajes revelan
actividad editorial menor. La ortografía del libro de texto Hebreo
también sugiere que el idioma del libro ha sido actualizado. Pero no hay
evidencia que indique que Génesis alcanzó su forma final
después de Moisés. Sin embargo, no podemos estar seguros
precisamente cuando Moisés compuso Génesis. El pudo haber escrito
en Egipto, durante el tiempo en el desierto o en los llanos de Moab. De hecho,
el libro pudo haberse desarrollado durante estas circunstancias. Moisés
pudo haber compuesto este libro en cualquier momento desde su llamamiento
(Éxodo 3:1-4:31) hasta su muerte (Deuteronomio 34:5) (ver figura
50).
Muchos intérpretes han
sugerido que Génesis es estructurado por la fórmula de
“generaciones” (twldwt) (Génesis 2:4; 5:1; 6:9; 10:1;
11.10; 11:27; 25:12; 25:19; 36:1; 37:2). Pero esta perspectiva atribuye
demasiada prominencia a las generaciones de Ismael (Génesis 25:12-18) y a
Esaú (Génesis 36:1-43), que juega un papel menor en este libro.
Parece mejor tratar estas fórmulas como fuentes indicadoras,
designaciones de género, o funciones de pasajes, particulares. En su
lugar, Génesis se divide más fácilmente en tres partes
principales:
- Época primitiva (1:1-11:9)
- Época de los primeros patriarcas
(11:10-37:1)
- Época de José
(37:2-50:26)
Moisés
escribió el libro de Génesis para enseñar a sus lectores
que salir de Egipto y poseer Canaán era el designio de Dios para
Israel. Los hechos primitivos de hacer la creación del caos hasta
llegar al descanso del sabbath, creando el mundo caído por medio de aguas
de juicio, escogiendo a los descendientes de Sem para desposeer Canaán, y
derrotar la ciudad de Babel explicó lo que Dios estaba haciendo para
Israel en el éxodo desde Egipto (I). Las vidas de Abraham, Isaac, y Jacob
anticiparon el interés de Israel en su expansión numérica,
posesión de la tierra prometida, y relaciones con naciones circunvecinas
(II). La interacción de José establecieron relaciones apropiadas
entre las tribus en los días de Moisés y aseguraron a Israel de su
destino en Canaán (III). Las observaciones de Moisés acerca de las
épocas pasadas animaron a sus lectores a alejarse de Egipto y proseguir
con la conquista de Canaán con plena confianza. Las palabras finales de
José revelan claramente el propósito de Moisés: “...
mas Dios os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra
que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob” (Génesis
50:24).
Este tema principal encaja bien
dentro del rango entero de fechas probables para la composición final. Si
Génesis alcanzó su forma final en Egipto, Moisés
escribió para exhortar a los Israelitas a dejar Egipto por la tierra
prometida. Porque 1) Dios trabajaría por ellos como lo había hecho
en la historia primitiva (I); 2) Dios prometió a los patriarcas que
bendeciría ricamente a sus descendientes (II); 3) Dios formará las
tribus de Israel en una nación y los traerá a Canaán como
lo demostró en los días de José
(III).
Sin embargo, si Génesis fue
escrito en el desierto o en los llanos de Moab, Moisés animó a la
gente a seguir hacia delante con relación a la conquista. Israel
podía estar confiado en la conquista porque: 1) las acciones de Dios en
la historia primitiva revelan Su plan de darles en posesión Canaán
(I); 2) Dios prometió, dirigió y protegió a los patriarcas,
y Él hará lo mismo por la nación en tanto se mueven hacia
Canaán (II); 3) Dios ordenó las doce tribus en los días de
José con el fin de traerlos a la tierra
(III).
El libro de Génesis reporta
historia desde el principio del tiempo hasta la muerte de José. Pero esta
historia tuvo implicaciones significativas para los lectores de Moisés.
En tanto escuchaban estas historias, ellos aprendían el significado de
sus experiencias, sus responsabilidades, y sus esperanzas para el
futuro.
Éxodo
El
libro de Éxodo cubre eventos desde el nacimiento de Moisés hasta
la llegada de la nación a los llanos de Moab. Se enfoca especialmente en
la liberación de Israel de Egipto bajo el liderazgo de Moisés, y
el orden legal y cúltico que él medió en el pacto del
Sinaí.
El rango de datos probables
para la composición final de Éxodo es muy angosto. El texto
reporta que Israel comió maná “hasta que llegaron a los
límites de la tierra de Canaán” (Éxodo 16:35,
énfasis agregado). Cierra con la observación que el pilar de nube
y fuego estaba “a la vista de toda la casa de Israel, en todas sus
jornadas” (Éxodo 40:38, énfasis agregado). Estos pasajes
respaldan la fecha más temprana de composición final a los llanos
de Moab.
También sabemos que
Éxodo alcanzó su forma final antes de la muerte de Moisés.
Algunos pasajes pueden revelar adiciones posteriores, pero no parece viable un
marco más grande y trabajo después de la muerte de Moisés.
Por lo tanto, la fecha más razonable de composición final es poco
después de la muerte de Moisés (ver figura
50).
Éxodo se divide en tres partes
básicas:
- Liberación bajo Moisés
(1:1-18:27)
- Pacto bajo Moisés (19:1-24:18)
- Adoración bajo Moisés
(25:1-40:38)
Éxodo
contiene muchos temas importantes para la audiencia original,
pero su preocupación más
dominante es la autorización divina del pacto de Moisés
ordenado para la nación. Mientras que los hechos poderosos de Dios a
favor de Su pueblo se repiten por todo el libro, no debemos de pasar por alto el
papel central que juega el liderazgo de Moisés. La liberación
milagrosa de Moisés como niño, su preocupación por sus
compañeros Israelitas, su llamado de Dios, los milagros en Egipto, y las
maravillas que realizó en el desierto demostraron que Dios había
establecido a Moisés como el líder de Israel (I). La
autorización de Moisés también se extendió a la Ley
que él medió a la nación. La ley tenía un origen
divino, y únicamente a Moisés se le había permitido entrar
a la presencia santa en el Sinaí para recibirla (II). De igual manera,
el tabernáculo no era invento de Moisés; él recibió
instrucciones de la adoración de Dios mismo en el monte (III).
De muchas maneras Éxodo explica y
aprueba el ministerio de Moisés de forma muy parecida en que los
Evangelios apoyan el trabajo de Cristo. En su primer encuentro como adulto con
un Israelita, se le hizo a Moisés una pregunta vital:
“¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre
nosotros?” (Éxodo 2:14). El libro de Éxodo contesta que
Dios ordenó a Moisés como líder de
Israel.
La inquietud de la autoridad de
Moisés encaja bien con el tiempo de la composición final. Los
Israelitas frecuentemente cuestionaron el liderazgo de Moisés
(Éxodo 5:19-21; 14:10-12; 16:1-3; 32:1; Números 12:1-16). Su
liderazgo se encontró con quejas y rebelión, su nuevo orden
parecía duro y con ataduras, y tanto las leyes sociales como
cúlticas fueron violadas incluso en tanto eran
dadas.
En respuesta a las preguntas que se
levantaban en contra de su ministerio, Moisés escribió
Éxodo como una defensa de su liderazgo. El libro demostró que
Moisés había sacado a Israel de Egipto bajo dirección
divina (I), que la Ley Mosaica era de Dios mismo y debía de ser
estrictamente observada (II), y que las regulaciones de Moisés de la
adoración del tabernáculo descansaban sobre la autorización
divina (III).
El libro de Éxodo
cubre muchos eventos desde las penalidades de la esclavitud hasta los viajes de
Israel a las fronteras de Canaán. La autoridad de Moisés era un
asunto vital en tanto se acercaba a la muerte y la gente se preparaba para
entrar a la tierra prometida. Éxodo se enfocó especialmente en el
liderazgo de Moisés y legitimó todo lo que había hecho bajo
la dirección de
Dios.
Números
El
libro de Números se enfoca en los eventos que ocurrieron en tanto Israel
se avanzaba del Sinaí a los llanos de Moab. Trata de sus viajes en varias
etapas y reporta tiempos de obediencia que guiaba a bendiciones, y tiempos de
rebelión que guiaba a juicio.
La
composición final de Números ocurrió en los llanos de Moab.
Con excepación de algunos versículos, hay muy poca evidencia de
edición después de la muerte de Moisés. Los últimos
eventos históricos registrados en el libro sitúan las tribus en
Moab “frente a Jericó” (Números 22:1; 26:3; 26:63;
31:12; 33:48, 50; 34:15; 35:1; 36:13). Repetidas referencias a Jericó
sugieren que el libro pudo haber sido escrito al final de la vida de
Moisés en tanto Israel miraba hacia delante a la conquista de la tierra
(ver figura 50).
El libro de
Números se divide en tres secciones principales:
- Constituyendo el primer ejército
(1:1-10:10)
- Fracasos en la marcha (10:11-25:18)
- Constituyendo el segundo ejército
(26:1-36:13)
Moisés
compuso el libro de Números para llamar a la segunda
generación
de Israel a las
armas como el ejército santo de Dios. El libro comienza con la
formación del ejército de la primera generación y las
regulaciones de santidad que debe observar (I). Después se mueve a la
marcha de la primera generación de Sinaí a los llanos de Moab. A
lo largo del camino, el ejército se rebela y se desanima. Dios protege a
Su pueblo pero ultimadamente rechaza a la primera generación (II). La
sección principal describe la constitución de la siguiente
generación en un ejército santo. La nueva generación es
organizada, probada y se le dan regulaciones (III).
Números habló directamente
a las necesidades de la audiencia original. Estas historias hicieron un llamado
a Israel, en los llanos de Moab, para verse a ellos mismos como el
ejército santo de Dios. Ellos se enfocaron en 1) qué tan
maravillosamente había formado Dios a la primera generación en un
ejército santo (I); 2) las bendiciones de Dios en el primer
ejército, sus fracasos, y la corrección de Dios (II); y 3) la
reorganización misericordiosa de la segunda generación en un
poderoso ejército con instrucciones para la guerra y vivir en la tierra
después de la victoria (III).
El
libro de Números enseñó a la audiencia de Moisés que
Dios los había llamado a ser un ejército santo. La primera
generación falló en su marcha. Pronto la gente de la segunda
generación tenía que marchar hacia adelante a Canaán.
¿Qué harían
ellos?
Deuteronomio
Deuteronomio
reporta una secuencia breve de eventos que se llevaron a cabo en los llanos de
Moab. Se enfoca en la despedida de Moisés a la nación y en la
transferencia de autoridad a Josué, y cierra con la muerte de
Moisés. Dentro de este pequeño escenario histórico, los
discursos de Moisés reflejan la historia de todo el Éxodo y
anticipa los eventos en la tierra
prometida.
El tiempo de la
composición final de Deuteronomio es difícil de establecer. La
mayoría del libro vino de Moisés mismo; allí no hay
razón para dudar de su papel como el autor substancial del libro. Sin
embargo el libro mismo sugiere que Deuteronomio alcanzó su forma final
poco después de Moisés. La evidencia más fuerte para este
punto de vista es el registro de la muerte de Moisés (Deuteronomio
34:1-12). Este registro substancial no es adición editorial menor sino
forma un marco interpretativo para el libro completo. Deuteronomio presenta las
instrucciones Mosaicas a una audiencia después de su
muerte.
Las afinidades de Deuteronomio con
los tratados internacionales del segundo milenio sugieren que Deuteronomio
alcanzó su forma final en los días de Josué. Deuteronomio
se enfoca en Josué como el cumplidor fiel de la Ley Mosaica (Deuteronomio
1:38; 31:7-8; 34:9), y tiene que ver con la necesidad de la nación de
apropiarse del libro al entrar a Canaán (Deuteronomio 11:29-32). Un
pasaje largo contiene instrucciones detalladas de cómo el pacto Mosaico
tenía que ser renovado en el Monte Ebal y Gerizim (Deuteronomio 27:1-26).
Como lo reporta el libro de Josué, estas directivas eran guardadas de
manera meticulosa (Josué 8:30-35). Parece ser que el libro tomó su
forma final por lo menos en el tiempo de esta renovación del pacto bajo
Josué (ver figura 50).
Deuteronomio
consiste de varios discursos principales de Moisés y un registro de los
eventos finales de su vida. Estos materiales fueron arreglados en una estructura
tópica que hacían paralelo bruscamente al orden de los tratados de
pacto del antiguo Cercano Oriente.
I.
Preámbulo (1:1-4) Primer Discurso
(1:5-4:43)
II. Prólogo
Histórico (1:5-4:43) Segundo Discurso
(4:44-28:68)
III.
Estipulaciones
IV. Bendiciones, Maldiciones
y
Ratificaciones (27:1-30:20) Tercer
Discurso (29:1-30:20)
V. Sucesión
(31:1-34:12)
El libro describe los
eventos en los tiempos de Moisés para guiar a
la
nación en la
renovación del pacto bajo Josué. Establece los orígenes de
la
relación de pacto (I); ensaya el
antecedente histórico de la misericordia
de
Dios (II); bosqueja las expectativas de
la vida de pacto (III); presenta
bendiciones, maldiciones y ratificaciones
del pacto (IV); proporciona la
continuación de la
administración del pacto (V).
En
tanto que la nación se movía hacia la tierra de Canaán,
enfrentó
muchas dificultades y
tentaciones. Deuteronomio puso en ella la necesidad de
recordar: 1) al Dios que había
establecido un pacto con ella por medio de
Moisés (I); 2) lo que Dios
había hecho por ellos a través de la historia (II); 3)
Sus requisitos para la vida (III); 4) las
bendiciones, maldiciones, y
ratificación
De la relación
de pacto (IV); y 5) la necesidad de seguir a Josué como ellider
de la nación del pacto (V). De esta
manera Deuteronomio habló directamente a
las necesidades de la audiencia
original.
La historia Mosaica forma el
primer cuerpo de materiales narrativos en la Escritura. Trata de asuntos que
abordaban las necesidades de Israel en
las
primeras décadas de su vida como
nación. Explicaba y justificaba el programa
de éxodo (Génesis),
estableció la autoridad de Moisés y la legitimidad de su
orden nacional (Éxodo),
dirigió a la nación a moverse hacia delante como un
ejército santo (Números), y
enseñó la necesidad para mantenerse fieles al
pacto en la tierra (Deuteronomio). La
historia Mosaica formó un documento
fundamental para todas las historias que
Dios daría a Su pueblo en el
futuro.
LA HISTORIA
DEUTERONOMÍSTICA
La segunda
división mayor del Canon Hebreo tradicional son los
profetas
(nby`ym). El material
profético se divide en dos grupos: los “profetas
anteriores”, (Josué, Jueces,
Samuel, Reyes) y los restantes o “últimos
profetas”. Hasta este punto
investigaremos los profetas anteriores, o Historia
Deuteronomística, como ha sido
llamada en los años recientes. Esta división
del
Canon da una evaluación
profética a la historia de Israel desde la conquista
de
Canaán al exilio en
Babilonia.
Las aproximaciones
críticas a la paternidad literaria de los profetas
anteriores han tomado muchas direcciones,
pero dos perspectivas han
dominado el
campo. Por un lado, intérpretes críticos más grandes
continuaron
la investigación de las
fuentes documentales del Pentateuco en algunos de
estos libros. Sin embargo, aunque global,
este aproximamiento no ha recibido
gran
apoyo.
Por otro lado, Martin Noth propuso
un punto de vista que ha ganado
gran
Aceptación. El argumentaba que
la forma final desde Deuteronomio hasta
Reyes, excluyendo a Rut, era el trabajo de
un editor exílico a quien él llamó el
Deuteronomista. Noth reconoció que
los libros individuales en esta historia
eran diferentes uno de otro. Él
explicó estas diferencias en estilo y contenido
como variaciones en las fuentes en las que
confiaba el Deuteronomista. Lo que
es
más, desde la perspectiva de Noth una perspectiva teológica
principal
corría por todos estos
libros; que Israel había violado las leyes de
Deuteronomio a tal grado que la
nación había sido condenada al
exilio
justamente.
En
tanto que von Rad estaba de acuerdo que estos libros reflejan una
unidad básica, modificó la
valoración negativa de Norh del propósito de la
historia. Él se enfocó en la
esperanza mesiánica, especialmente en Samuel y
Reyes, y argumentó que el
Deuteronomista enfatizó esperanza para la
continuación del linaje de David. A
pesar del pecado y juicio, la
promesa
Davídica no se
perdió.
En años recientes
la tendencia ha sido en dar a ambos temas igualdad en
fundamento. Cross argumenta que el juicio
y la esperanza reflejan diferentes
nieveles de redacción. La esperanza
positiva en la línea Davídica proviene de un
editor (Dtr1) que escribió durante
la época de las reformas de Josías (2 Reyes
22:1-23:30). El tema negativo de
condenación fue agregado por un editor
exílico
(Dtr2).
Wolf se acerca a los elementos
negativo y positivo de la historia en una
manera más útil. En su
perspectiva la justicia del exilio y la esperanza en la
línea Davídica encuentra una
conexión en el tema de arrepentimiento. Si los
exilios pudieran hacer arrepentir a la
gente completamente de sus violaciones
del
pacto, entonces su regreso del exilio
ocurriría.
Los evangelistas
modernos han tomado diferentes posturas de la fecha y el propósito de los
profetas anteriores. Dos asuntos han sido de particular
preocupación: el lugar de
Deuteronomio y la unidad de la
historia.
El lugar de
Deuteronomio
Los intérpretes
críticos típicamente tratan la forma final de Deuteronomio
como una parte de la Historia
Deuteronomística. Como ya hemos visto, los
evangélicos afirman la paternidad
literaria de Deuteronomio fundamentalmente
a Moisés, dejando fuera toda fecha
posterior del libro.
Aún
así, no se puede negar que Deuteronomio jugó un papel importante
en los libros de Josué a Reyes, aunque la Historia
Deuteronomística se apoyaba en otros libros del Pentateuco
también. La terminología teológica, las estructuras de
pacto, y muchos otros motivos teológicos provienen principalmente de
Deuteronomio. Desde esta perspectiva Deuteronomio sirvió para la doble
función de cerrar la Historia Mosáica y proporcional un fundamente
teológico para la Historia
Deuteronomística.
La Unidad de la
Historia
Una segunda preocupación
principal ha sido las características distintivas de
cada libro. A pesar de sus intentos para
demostrar lo contrario, los conceptos
de
Noth de una edición exílica de la historia tendió a
minimizar las diferencias
entre los
libros. Sin embargo, como veremos, Josué, Jueces, Samuel y Reyes
reflejan diversidad significativa. Para
entender estos libros apropiadamente,
debemos de tratar con ellos
individualmente.
A la luz de la evidencia
de diversidad y unidad entre estos libros, parece
mejor asumir que la Historia
Deuteronomística representa el trabajo de
diferentes escritores dentro de una sola
familia teológica. La armonía de la
historia proviene principalmente de su
dependencia extensiva en Deuteronomio.
Sin
embargo, los libros reflejan perspectivas diferentes que surgieron de la
diversidad de situaciones que cada
escritor
abordó.
Josué
El
libro de Josué reporta los eventos de la conquista inicial de Israel de
Canaán: la división de la
tierra, los primeros días en Canaán, y la muerte de
Josué. El hecho que muchos pasajes
tienen rasgos de reportes de testigos
oculares (Josué 2:21; 5:1, 6; 7:21;
8:26; 14:6-12; 15:16-19; 17:14-18) indica que
porciones del libro fueron escritas cerca
o durante esta época. Se dice que
Rahab vivió “entre los
Israelitas hasta hoy” (Josué 6:25). La ciudad de Sidón
fue reportada como la ciudad principal de
Fenicia (Josué 19:28). Los jebuseos
todavía ocuparon Jerusalén
(Josué 15:8; ver 2 Samuel 5:6ff), y los gabaonitas
fueron siervos en el santuario
(Josué 9:27; ver 2 Samuel 21:1-6). Pero a la luz
de otras porciones del libro, estas
referencias parecen reflejar fuentes
usadas por el recopilador
final.
Un número de pasajes indica
que la fecha de composición final fue mucho
después que la mayoría de
los eventos en el libro. En varias ocasiones el
escritor pensó necesario dar los
equivalentes modernos para nombres de los
lugares antiguos (Josué 15:9, 49,
54). Varios incidentes nombrados en el libro
ocurrieron después de la
época de Josué. Por ejemplo, el escritor menciona la
conquista de Hebrón por Caleb
(Josué 15:13; Jueces 1:8-10), de Debir por
Otoniel (Josué 15:15-17; Jueces
1:11-13) y la migración de los Danitas al
extremo norte de Israel (Josué
19:47; Jueces 18:27-29). El último capítulo
registra la muerte de Josué
(24:29-30) y Eleazar (Josué 24:33). El libro
incluso da una evaluación
retrospectiva acerca de los ancianos que
sobrevivieron a Josué (Josué
24:31). A la luz de estas evidencias, podemos
concluir que el libro de Josué
llegó a su forma final no antes de una o dos
generaciones después de la muerte
de Josué.
La mejor
indicación de la última fecha probable se encuentra en el libro de
Reyes. Primero de Reyes 16:34 alude a la maldición de Josué a
cualquiera que reconstruyera Jericó (Josué 6:26). El libro de
Reyes puede ser fechado entre la liberación de Joaquín (561 A.C.)
y el edicto de Ciro (538 A.C.).
consecuentemente, la última fecha
más probable para la composición final de
Josué es durante el exilio (ver
figura 51).
Josué se divide en tres
partes princiales.
I. Conquista de la
tierra (1:1-12:24)
II. Herencia de la
tierra (13:1-22:34)
III. Vida de Pacto en
la tierra (23:1-24:33)
El libro de
Josué se enfoca en los días de la conquista para enseñar a
sus
lectores cómo vivir en la
tierra que Dios les ha dado. Los éxitos y fracasos
de la guerra de Josué demostraron
cómo tenía que continuar peleando
Israel por la tierra (I). El
establecimiento de distribución de la tierra y las
relaciones entre las tribus
enseñó a Israel cómo manejar la herencia de la
tierra (II). La renovación de la
ceremonia del pacto al final de la vida de
Josué mostró la necesidad de
vivid en fidelidad ante Dios al comprometerse
con el pacto
(III).
Estos motivos principales encajan
bien dentro del rango de fechas para la composición final. Si el libro
fue escrito antes de la monarquía, exhortaba a la audiencia: 1) a
continuar la guerra santa como Josué lo había hecho (I); 2) a
respetar las posesiones de las tribus
así como la unidad (II); 3) y a continuar la
renovación del pacto y la fidelidad
(III).
Si el libro fue compuesto
finalmente en el exilio, 1) ofrecía a los exiliados la
esperanza de victoria sobre sus enemigos
(I); 2) les recordaba de su herencia
nacional en la tierra prometida (II); 3) y
los llamaba a hacer una renovación del
pacto y de fidelidad
(III).
El libro de Josué da un
vistazo a los días cuando Israel tomó por primera
vez la tierra para enseñarles
acerca de sus propios tiempos, bosquejando las
maneras de obtener la victoria, seguridad
y fidelidad al pacto en la tierra de
Canaán.
Jueces
El
libro de Jueces reporta eventos entre la conquista y el surgimiento de la
monarquía en Israel. Como en
Josué, un número de pasajes fueron escritos muy
cerca de los eventos que se reportan. Se
dice que los jebuseos vivían en
Jerusalén “hasta hoy”
(Jueces 1:21); se trata a Sidón como la ciudad principal
de Fenicia (Jueces 18:28). Estos pasajes
probablemente reflejan fuentes
usadas por
el recopilador final.
Varios pasajes
indican que la fecha más remota para la composición final es el
período monárquico. Cuatro veces contrasta el escritor sus propios
días con los eventos históricos del libro diciendo, “En
aquellos días no había rey en
Israel” (Jueces 17:6; 18:1; 19:1;
21:25). Jueces 18:30 puede sugerir que el
exilio de Israel había ocurrido.
Pero la expresión “el día del cautiverio de la
tierra” (h´rs)”
(Jueces 18:30), puede ser una corrupción de “hasta el día
del
cautiverio del arca
(h´rwn). La evidencia de este versículo es incierto, pero por
lo menos apunta a los primeros años
de monarquía en Israel (1 Samuel
4:1b-11).
Algunas claves sugieren la
última fecha probable para Jueces. El libro de
Samuel retoma la secuencia
histórica de Jueces. De hecho, modela el registro
del nacimiento de Samuel después
del nacimiento de Sansón. Esta evidencia
sugiere que Jueces fue escrito por lo
menos por el tiempo que Samuel fue
compuesto finalmente. El carácter
promonárquico del libro puede sugerir una
fecha anterior a los grandes fracasos del
reinado en Israel, pero la nación puso
grandes esperanzas en sus reyes aún
después de que David y sus descendientes
les trajeron problemas. La presencia
aparente de los reyes en los días del
escritor (Jueces 17:6; 18:1; 19:1; 21:25)
puede sugerir que la composición final
ocurrió antes del exilio. Pero el
mantenimiento de esperanzas reales durante el
exilio pudo explicar estos pasajes
también. En tanto que un tiempo anterior a la
monarquía parece más
probable, no podemos desechar la posibilidad de una
fecha posterior (ver figura
51).
El libro presenta su material en tres
secciones
principales:
I. Vacilación en
la conquista (1:1-2:4)
II. Ciclos bajo los
Jueces (2:5-16:31)
III. Anarquía
bajo los Levitas (17:1-21:25)
El libro
de Jueces es una apologética para la monarquía de Israel.
¿Por qué
necesita Israel un
rey piadoso? El libro da tres respuestas: sin un rey las
tribus vacilan en la conquista (I); el
oficio de juez puede traer únicamente
alivio esporádico de los ciclos de
apostasía (II); y cuando no había rey, los
Levitas fallaban en proporcionar
estabilidad en el culto y la vida social de
Israel
(III).
Estos temas prominentes encajan bien
dentro del rango para la composición
final. Si Jueces fue escrito desde el
tiempo en que David subió al poder,
hablaba de la necesidad de un líder
de Judá que guiara a la gente a la batalla
(I), un rey que proporcionara paz y
seguridad (II), y un rey que reforzara los
estándares cúlticos y
sociales de la Ley Mosaica (III).
Si el
libro fue compuesto finalmente durante el exilio, instruía a la gente de
su necesidad de un rey Davídico que guiara a la gente (I), la
insuficiencia de
regresar al liderazgo de
tribus que se llevaba antes de la monarquía (II), la
necesidad de un rey Davídico nuevo
que guardara a Israel de caer en la
anarquía cúltica y social
(III).
El libro de Jueces cubre un
período oscuro en la historia de Israel.
Fracasos y problemas aparecen en casi cada
página. El escritor reportó estas
dificultades para demostrar la necesidad
de un rey piadoso. Desde los
primeros
días de David hasta los últimos días del exilio este
mensaje habló
directamente a las
experiencias del pueblo de
Dios.
Samuel
El
libro de Samuel dice los eventos en la historia de Israel desde el
período de
los jueces hasta los
últimos años de David, usando un número de fuentes que
fueron cercanas a los eventos mismos. Los
intérpretes críticos han
reconstruido muchas fuentes
hipotéticas. La probabilidad de estas
reconstrucciones varían, pero
podemos estar seguros que muchos registros
proféticos y reales pudieron haber
estado accesibles al escritor.
La fecha
probable más remota para la composición final se basa en dos
consideraciones principales. El libro
habla de los días de problemas en la casa
de David (2 Samuel 11-20). También
echa un vistazo a las “últimas palabras” de
David (2 Samuel 23:1). Samuel no pudo
haber sido escrito antes de estos
eventos.
La fecha más remota se remonta más allá por el comentario
de que
“Siclag vino a ser de los
reyes de Judá hasta hoy” (1 Samuel 27:6, énfasis
agregado). Este pasaje sugiere que la
composición final ocurrió por lo menos
después de la división de la
nación.
La última fecha
probable para la composición final depende principalmente de evidencias
de otros libros. Por ejemplo, el Cronista usó Samuel como uno de sus
principales recursos. Su dependencia en el libro sugiere que Samuel
alcanzó su forma final antes de o durante del exilio. Sin embargo, lo que
es más, el libro de Reyes también depende de Samuel. Por ejemplo,
tomó la historia de la monarquía de Israel donde Samuel la
dejó (2 Samuel 23:1-7; 1 Reyes 1:1).
También se refirió al
cumplimiento de la promesa dada en Samuel (1 Reyes
2:27; ver 1 Samuel 2:27-36). Ya que
sabemos que Reyes fue escrito durante los
últimos años del exilio,
podemos poner esta fecha como un parámetro para la
última fecha probable de
composición final para Samuel también (ver figura
51).
El
libro de Samuel se puede bosquejar como
sigue:
I. Fundamento del reino (1
Samuel 1:1-7:17)
II. El reino de
Saúl (1 Samuel 8:1-15:35)
III. El
reino de David (1 Samuel 16:1- 2 Samuel
8:18)
IV. El futuro del reino (2 Samuel
21:1-24:25)
El centro de este libro es
el tema que Israel debe esperar en el linaje
Davídico, a pesar del problema
causado por las faltas de David. La bendición de
Dios sobre Samuel estableció la
legitimidad de la línea de David porque él ungió
a David como rey (I). Saúl y su
familia rindieron la realeza porque se alejaron
de Dios (II). Dios bendijo a David en
tanto que permanecía fiel pero lo maldijo
con problemas cuando falló (III).
Sin embargo, los últimos capítulos
demostraron que la casa de David era
todavía la dinastía legítima en la que
Israel debería poner su esperanza
por todas las generaciones (IV).
En la
monarquía dividida, estos temas debieron haber hablado directamente a las
necesidades de la nación. La familia de David había sido la causa
principal de la división de Israel (1 Reyes 11:9-13) y había
guiado a la gente extraviada muchas veces. Sin embargo, a pesar de estas faltas,
la línea Davídica todavía era la dinastía
legítima porque: 1) Samuel la estableció (I); 2) el reinado de
Saúl fue rechazado (II); 3) la casa de David fue fundada como la
dinastía permanente de Israel (III); 4) Dios eligió la casa de
David para beneficia a la nación de muchas formas (IV). En un
período cuando las objeciones fuerte se pudieron haber levantado en
contra de la casa de David, este libro habló de un sobrio pero
desesperado mensaje de esperanza.
En el
exilio, los mismos temas debieron haber hablado de la necesidad de mantener la
esperanza en la línea de David. A pesar del hecho que culpaba a la casa
de David por el exilio (2 Reyes 21:10-15), la esperanza de la nación
estaba todavía en la simiente de David que se levantaría y
dirigiría el reino a su gloriosa
restauración.
Reyes
El
libro de Reyes trata con la historia de Israel desde la muerte de David a la
liberación de Joaquín de la prisión en Babilonia. En muchas
ocasiones el escritor se refiere explícitamente a los recursos
específicos que vienen desde los días de los eventos mismos. El
menciona “el libro de los hechos de Salomón” (1 Reyes 11:41),
“las crónicas de los reyes de Judá” (1 Reyes 14:29;
15:7, 23), y “el libro de las historias de los reyes de Israel” (1
Reyes 14:19; 15:31). En algunas ocasiones el escritor mencionó la
fórmula “hasta hoy” para referirse al tiempo de su fuente de
material, pero ocasionalmente tenía en perspectiva sus propios
días.
El rango de agentes
extrínsecos para este libro es relativamente angosto. La fecha más
remota probable para la composición final es la liberación de
Joaquín (2 Reyes 25:27-30) (561/2 A.C.). La expresión “todos
los días de su vida” (2 Reyes 25:29) es ambigua. Puede o no puede
indicar que Joaquín estaba muerto en el tiempo de composición.
Debido a que el escritor de Reyes no mencionó a Ciro, la última
fecha probable es justamente antes del edicto de Ciro (538 A.C.) cuando los
Israelitas recibieron permiso de regresar a la tierra (ver figura
51).
El bosquejo de Reyes es
directo:
I. Fracaso y esperanza en los
años de Salomón (1 Reyes
1:1-12:24)
II. Fracaso y esperanza en los
años divididos (1 Reyes 12:25-2 Reyes
17:41)
III. Fracaso y esperanza en los
años finales de Judá (2 Reyes
18:1-27:30)
El libro de Reyes
demostró que la nación merecía el exilio, pero la
restauración era posible a través del arrepentimiento completo.
El escritor comunicó su mensaje al enfocarse en la gloria de
Salomón cuando fue fiel y en la división y ruina que su
rebelión trajo a la nación (I). Luego él se dirige a los
ejemplos de fidelidad y apostasía en el período dividido,
enfatizando especialmente el fracaso de Israel y la justicia de su exilio (II).
Finalmente, se dirige a la desobediencia que guió a Judá al exilio
y cerró con un rayo de esperanza en la liberación de
Joaquín (III).
Si Reyes fue escrito
antes de la muerte de Joaquín, animaba a la gente a comprometerse ellos
mismos a un arrepentimiento completo porque: cuando Salomón sirvió
a Dios, su reino fue glorioso, pero su sincretismo trajo maldiciones al reino
(I); en el reino dividido la obediencia trajo ricas bendiciones; pero la
infidelidad resultó en maldiciones y exilio (II); y en el reino de
Judá restante, el mismo principio de bendición y maldición
se aplicó (III). La liberación de Joaquín fue tomada como
una señal de que las bendiciones pudieran estar viniendo. Quizá
ahora Dios removería la maldición si la gente se
arrepentía.
Si el libro de Reyes fue
escrito después de la muerte de Joaquín, se dirigió a los
desengaños que surgieron con su fallecimiento. Demostró que Dios
fue justo en guardar a Su pueblo en el exilio y que el retorno dependía
de un arrepentimiento completo y fe.
La
historia Deuteronomística representa el segundo cuerpo principal de
narrativas del Antiguo Testamento. Sus libros varios tomaron la ley Mosaica,
especialmente Deuteronomio, y evaluaron diferentes segmentos de la historia de
Israel desde la conquista hasta la liberación de Joaquín en
Babilonia. Tomados juntos estos libros forman una perspectiva con
conexión. Sin embargo, no debemos de perder de vista la perspectiva
única que presentaba cada libro. Enseñaban lineamientos
básicos para vivir en la tierra prometida (Josué), la necesidad de
un rey (Jueces), la continuación legítima de la línea
Davídica (Samuel), y la causa y remedio del exilio
(Reyes).
La historia
Cronística
La historia
Cronística, la tercera familia principal de las narrativas del Antiguo
Testamento, consiste en Crónicas, Esdras, y Nehemías. Estos libros
aparecen en la Septuaginta y nuestras Biblias en Inglés inmediatamente
después de los libros de Reyes. Sin embargo, en el canon Hebreo, aparecen
en diferente orden (Esdras, Nehemías, Crónicas) al final de
“los escritos”
(ktbym).
Las tradiciones
judías asignan al escriba Esdras un papel dominante en la paternidad
literaria de todos estos tres libros. Los intérpretes y críticos
han interactuado con esta perspectiva tradicional de diferentes maneras. La
posibilidad de que Esdras estuvo involucrado con la composición final de
este material no puede reinar enteramente, pero hay poca evidencia positiva. De
hecho las memorias de Esdras (Esdras 7:1-10:44) son autobiográficas, pero
estas secciones pudieron ser simplemente una de muchas
fuentes.
A parte de la pregunta del
involucramiento de Esdras, la suposición con que trabajan la
mayoría de los intérpretes en siglos recientes ha sido que una
sola persona fue responsable de la composición final de todos los tres
libros. Similar al concepto de Noth del Deuteronomista, se suponía que
“el Cronista” compuso Crónicas, Esdras y
Nehemías.
No es de asombrarse que
los intérpretes han sido propensos en ver una misma mano detrás de
esta historia. Los libros tienen interconexiones significativas. Por ejemplo,
Esdras duplica y elabora en los registros del Edicto de Ciro en Crónicas
(2 Crónicas 36:22-23; Esdras 1:1-4). Todos los libros fueron escritos en
Palestina dentro de un espacio de tiempo muy corto. Ellos comparten un profundo
interés en el templo y la pureza del pueblo de Dios. Los libros exhiben
un grado significativo de unidad. Aunque esta unidad no debe obscurecer sus
diferencias.
En su mayoría, la
investigación reciente continúa en apuntar a la unidad original de
Esdras y Nehemías. Algunos intérpretes han argüido que Esdras
y Nehemías fueron libros separados originalmente, pero la mayoría
estaría de acuerdo con Williamson que “hay una buena razón
para acercarse a Esdras y Nehemías como dos partes de un solo
trabajo”.
Sin embargo, al mismo
tiempo, estudios recientes han tendido a hacer una cuña entre
Crónicas y Esdras-Nehemías. Un número de diferencias
ideológicas sugieren fuertemente que vinieron de diferentes autores. Por
ejemplo, el libro de Crónicas enfatiza la doctrina de retribución
divina y el pacto Davídico; estos temas están grandemente ausentes
en Esdras-Nehemías. El libro de Crónicas es más conciliador
hacia los del norte que Esdras-Nehemías. Crónicas sustenta la
esperanza para la reunificación del Norte y Sur; Esdras-Nehemías
no tiene lugar para la participación de los del norte. Sin embargo, la
diferencia más impresionante, es el tratamiento de las esposas
extranjeras de Salomón. Crónicas omite 1 de Reyes 11:9-13), donde
la división del reino se atribuye a los matrimonios mixtos de
Salomón. Esta omisión es notable a la luz de los problemas con
matrimonios mixtos durante y después de los ministerios de Esdras y
Nehemías (Esdras 10:1-44). Lo que es más, Nehemías 13:26
desacredita explícitamente a Salomón debido a su matrimonios
mixtos. Estas diferencias ideológicas ofrecen fuertes evidencias para
suponer una paternidad literaria separada para Crónicas y
Esdras-Nehemías.
En muchos aspectos
la Historia Cronística exhibe unidad y diversidad similar a la de la
Historia Deuteronomística. Las similitudes nos permiten hablar de un
cuerpo Cronístico, una familia de libros que se sustentan uno en el otro
y representan puntos de vista similares. Pero Crónicas y
Esdras-Nehemías fueron probablemente trabajos separados que trataban
diferentes
asuntos.
Crónicas
Crónicas
cubre una rango amplio de historia comenzando con Adán (1 Crónicas
1:1) y terminando con el Edicto de Ciro (2 Crónicas 36:22-23). El
Cronista examinó rápidamente los eventos anteriores a David a
manera de genealogías, listas, y pequeñas narraciones (1
Crónicas 1:1-9:44) pero trató con la historia desde David hasta el
Edicto de Ciro en gran detalle.
El
Cronista usó muchos recursos, principalmente Samuel y Reyes. Aún
se refirió a un número de otros
recursos.
- porciones del Pentateuco,
Jueces, Rut, Salmos, Isaías, Jeremías y
Zacarías;
- varias
fuentes reales desconocidas: “el registro de las crónicas del Rey
David” (1 Crónicas 27:24), “el libro de los reyes”
(2Crónicas 24:27), “el libro de los reyes de Israel” (1
Crónicas 9:1; 2 Crónicas 20:34), “el libro de los reyes de
Israel y de Judá” (2 Crónicas 27:7; 35:27;
36:8);
- varias fuentes proféticas:
los escritos de Samuel (1 Crónicas 29:29), Natán (1
Crónicas 29:29; 2 Crónicas 9:29), Gad (1 Crónicas 29:29),
Ahías (2 Crónicas 9:29), Iddo (2 Crónicas 9:29; 12:15;
13:22), Semanas (2 Crónicas 12:15), Isaías (2 Crónicas
26:22), y “videntes” anónimos (2 Crónicas
33:19);
otras fuentes no
especificadas.
La posible fecha
más remota para la composición final de Crónicas es
difícil de determinar. El Edicto de Ciro es el último evento
registrado. Pero, ¿qué tan pronto después del edicto
escribió el Cronista? En años recientes un número creciente
de intérpretes han argumentado una fecha anterior cercana al esfuerzo de
Zorobabel de reconstruir el templo (c.520-515). Fechar tempranamente encuentra
varios problemas. Por ejemplo, la genealogía real en 1 Crónicas
3:17-24 parece extenderse por lo menos dos generaciones más allá
de Zorobabel. Sin embargo, como hemos visto, la posibilidad de expansión
editorial en este pasaje no puede ser
desechada.
Varias consideraciones apuntan
positivamente a una fecha Zorobabeliana. Primero, la omisión de los
matrimonios mixtos de Salomón (1 Reyes 11:9-13) sugiere que el libro fue
escrito antes de los problemas del crecimiento del sincretismo en la comunidad
post-exílica. Segundo, el cierre del libro describe a Ciro
explícitamente diciendo que Dios lo había designado “para
edificarle casa en Jerusalén, que está en Judá” (2
Crónicas 36:23), un tema vital para los primeros esfuerzos de
reconstrucción. Tercero, el Cronista combinó interese programados
en el reino y el templo de una manera apropiada para los días de
Zorobabel. Por medios de su registro las bendiciones de Israel dependían
en tener al rey Davídico y el templo de Jerusalén en el orden
apropiado. Estos motivos encajaron perfectamente en los días antes que
Zorobabel se hubiera desvanecido de la escena. Por estas razones asignaremos la
más remota fecha posible para la composición final a la
época de la reconstrucción del
templo.
La última fecha es muy
difícil de determinar. La falta de influencias Helenísticas
sugiere que el libro fue compuesto antes de los años obscuros del
período intertestamentario. Si la genealogía completa de 1
Crónicas 3:17-24 se acepta como original, sugiere una fecha alrededor del
400 A.C. Por lo tanto, pondremos el límite de los agentes
extrínsecos más probables al principio del siglo cuarto (ver
figura 52).
El Cronista escribió su
historia para dirigir la restauración del reino durante el
período post-exílico. Su registro se divide en cuatro
partes
principales:
I. Genealogías del
pueblo de Dios (1 Crónicas
1:1-9:44)
II. Reino unido (1
Crónicas 10:1-2 Crónicas
9:31)
III. Reino dividido (2
Crónicas 10:1-28:26)
IV. Reino
re-unido (2 Crónicas
29:1-36:23)
El Cronista comienza su
historia con un registro del pueblo que pertenecía a la nación
restaurada, trazando el antecedente de Israel y el entendimiento de todas las
tribus y las familias entre los primeros que retornaron (I). Después,
presenta un registro idealizado de los reinos de David y Salomón, que
rigieron sobre todas las tribus y se dedicaron ellos mismos a la
construcción del templo (II). El Cronista continuó mostrando
cómo la prosperidad y los problemas de Judá dependieron de la
confianza de la nación en Dios, obediencia y compromiso al templo (III).
Finalmente, trazó el reino re-unido bajo Exequias en tanto que se
dirigía hacia el exilio y finalmente regresó a la tierra de Israel
(IV).
Si Crónicas fue escrito en los
días de Zorobabel, presentó un caso convincente para el programa
de reconstrucción: 1) todas la tribus, especialmente el rey y los
sacerdotes, debían estar en orden apropiado en la comunidad
post-exílica (I); 2) los reinos ideales de David y Salomón fueron
modelos para el nuevo reino (II); 3) los efectos de descuidar o servir al templo
en el reino de Judá nunca debería de ser olvidados (III); 4) el
remanente del reino re-unido (2 Crónicas 36:20) debe de continuar en
devoción al nuevo programa del templo
(IV).
Si el libro fue escrito durante o
después de los ministerios de Esdras y Nehemías, demostró
la necesidad de continuar el programa de restauración comenzado por
Zorobabel y más adelante por Esdras y Nehemías: 1) el orden
antiguo de la gente debe de observarse (I); 2) las dimensiones ideales de la
monarquía debe de imitarse (II); 3) la gente deben de evadir los fracasos
del período dividido (III); 4) los que regresaban deberían de
continuar con el programa de restauración (IV). Únicamente por
estos medios la comunidad post-exílica podía esperar recibir las
bendiciones de
Dios.
Esdras-Nehemías
El
libro de Esdras-Nehemías trata con los eventos desde el Edicto de Ciro
hasta los ministerios de Esdras y Nehemías. Reporta el primer regreso y
construcción del templo bajo Zorobabel y da un registro de reformas y
proyectos de construcción años después bajo Esdras y
Nehemías.
Varias fuentes de los
libros vienen desde el tiempo de los eventos. Las memorias de Esdras y
Nehemías provienen del período. Los documentos tales como el
Edicto de Ciro (Esdras 6:3-5), cartas entre Tatnai y Darío (Esdras
5:6-17; 6:3-12), correspondencia desde Artajerjes (Esdras 7:12-26), y cartas a
Artajerjes (Esdras 4:8-22) reflejan fuentes primeras. Listas de varios tipos
entre los libros pudieron haber sido fuentes
independientes.
El rango de fechas
probables para la composición final es bastante angosto. Cuando
establecemos la fecha más remota probable, debemos de notar que la
genealogía de Nehemías 12:1-26) se extiende hasta por lo menos 400
A.C. y quizá al período Helenístico. Aunque, como hemos
visto, la posibilidad de expansión editorial no puede excluirse. Sin
embargo, a parte de esta genealogía, la fecha más remota es
después de los últimos eventos del libro durante los
últimos años del gobierno de
Nehemías.
Dos consideraciones
apoyan una fecha postrera más allá del tiempo de vida de
Nehemías. Primero, en dos ocasiones el escritor mira retrospectivamente a
los eventos que ocurrieron “en los días del gobernador
Nehemías” (Nehemías 12:26,47). Segundo, como ya hemos
mencionado, el material genealógico sugiere una fecha más
allá de él (ver figura
52).
El libro de Esdras-Nehemías se
divide en cinco partes:
I. Lucha y
Éxito para Zorobabel (Edras
1:1-6:22)
II. Lucha y Éxito para
Esdras (Esdras 7:1-10:44)
III. Lucha y
Éxito par Nehemías (Nehemías
1:1-7:7)
IV. Celebración del
Éxito (Nehemías
8:1-12:47)
V. Lucha continua para la
Restauración (Nehemías
13:1-31)
El libro de
Esdras-Nehemías fue diseñado para defender la legitimidad del
programa de Esdras-Nehemías y la necesidad de continuarlo. Cada
porción principal del libro contiene una cualidad apologética.
Comienza con la autorización divina de la reconstrucción del
templo de Zorobabel, traza una oposición que ocurrió, y recuenta
el apoyo profético y real que hizo de la reconstrucción un
éxito de grande celebración (I). Después la atención
se dirige hacia la autorización divina de las reformas de Esdras, la
oposición que él recibió, y su éxito en desafiar los
matrimonios mixtos (II). La misión de Nehemías de reconstruir y
volver a poblar Jerusalén también recibió
autorización divina, enfrentó oposición humana, y fue
finalmente exitoso (III). Estos éxitos hacen el clímax en un
servicio de confesión y celebración (IV). Pero al final, el libro
enfatiza la necesidad de continuar el programa de restauración al
reportar además las reformas de Nehemías
(IV)
Si situamos al libro de
Esdras-Nehemías en los ultimos días del ministerio de
Nehemías, indica la necesidad de: 1) apoyo para el nuevo templo y su
orden (I); 2) restricciones en los matrimonios mixtos (II); 3)
repoblación y fortificación de Jerusalén (III); 4)
celebración gozosa de este nuevo orden comunitario (IV); y 5) continuar
las reformas religiosas y sociales en Judá (V). Debido a que el nuevo
orden no había traído la prosperidad que muchos esperaban, este
libro defendía la continuación del programa de
restauración.
Si el libro fue
compuesto finalmente un tiempo después de la muerte de Nehemías,
su mensaje era una necesidad desesperada. A pesar de los años de
continuos problemas e injusticias, la comunidad restaurada debe: 1) centrarse en
el nuevo templo (I); 2) afirmar las restricciones con relación a los
matrimonios mixtos (II); 3) apoyar la ciudad e Jerusalén (III); 4)
celebrar lo bueno de la restauración (IV); y 5) continuar estas reformas
aún cuando se enfrenten decepciones
(V).
La Historia Cronística
representa un cuerpo unificado erpo diverso de material proviniendo de y
respondiendo a las experiencias de Israel durante la restauración.
Crónicas y Esdras-Nehemías proporcionaron instrucción
esencial para la restauración y reforma de la nación en el
período
post-exílico.
Otros
Libros
Un número de libros
narrativos del Antiguo Testamento no pertenecieron a una tradición
teológica particular. En el canon Hebreo, aparecen ambos dentro de
“los escritores” y “los profetas”. No comentaremos de
Jeremías, Ezequiel y Daniel; aunque contienen grandes secciones de
narrativa, los asuntos interpretativos involucrados con estos libros
proféticos están más allá del alcance de este
estudio. Nos enfocaremos solamente con tres libros del Antiguo Testamento: Rut,
Ester y
Jonás.
Rut
El
libro de Rut trata con eventos históricos que se llevaron a cabo durante
el período de los jueces. Rut ha sido bien caracterizado como una
novela. No existe evidencia para una confianza extensiva en una
diversidad de fuentes escritas. Es posible que el recopilador final
confió en traducciones orales, pero no es probable que el libro haya
tenido mucho desarrollo de redacción con excepción de la nota
genealógica en Rut 4:17b y la genealogía completa al final de
libro (Rut 4:18-22), la historia se mueve de una manera franca.
El rango de agentes extrínsecos no
es muy amplio. La primera fecha más probable para la composición
final es al mero principio del reinado de David. En tanto que los eventos se
llevaron a cabo mucho antes, las genealogías al final del libro trazan
los ancestros de Rut a David (Rut 4:17b,
22).
La última fecha más
probable es menos incierta. Algunos intérpretes críticos han
puesto el libro en el período post-exílico en base a un
análisis lingüístico y teológico, pero estas
evidencias son cuestinables. Más bien parece que las genealogías
en Rut se extienden hasta el rey que gobernó en el tiempo de la
composición final. Si es así, el libro llegó a su forma
final antes de que se sentara Salomón en el trono (ver figura
53).
El libro de Rut tiene muchos temas
importantes: la introducción de una moabita en Israel, la providencia de
Dios, la práctica de matrimonio levirato, calamidad y bendición.
Pero todos estos temas trabajan juntos como parte de un solo interés.
Como lo sugiere la genealogía final, el libro estableció la
legitimidad del reino de David a pesar de su ancestro moabita. La ley de
Moisés enseñó explícitamente que el rey de Israel
debía de ser “de entre tus hermanos” (Deuteronomio 17:15).
El libro de Rut admite que David tuvo una moabita en su línea. Pero ella
era convertida (Rut 1:16). Llegó a Israel por la providencia de Dios (Rut
1:1-7), y la práctica legal del matrimonio levirato (Rut 3:1-8). Lo que
es más, ella fue aprobada con la bendición de Dios (Rut
4:13-17).
El libro sigue un bosquejo
simple formando una narrativa de cinco partes de resolución y un
apéndice:
I. La amargura de
Noemí (1:1-22)
Rut descurbre a un
pariente redentor en potencia (2:1-23)
Booz
está de acuerdo en ser el pariente redentor
(3:1-18)
Booz adquiere el derecho de ser el
pariente redentor (4:1-12)
La
bendición de Noemí
(4:13-17)
Apéndice
genealógico (4:18-21)
El libro
de Rut pudo haqber servido a la causa de David tarde o temprano en su reinado.
Si ya estaba completamente terminado cuando David subió al poder, lo
apoyó en contra de aquellos que se opusieron a su liderazgo. Si fue
escrito después de su establecimiento, defendió su derecho de
continuar su reinado en contra de aquellos que buscaban
desacreditarlo.
Ester
El
libro de Ester recuenta los eventos que ocurrieron durante el período
post-exílico. Sin embargo, diferente de Esdras-Nehemías, la
historia no se ubica en Palestina, sino en Persia. En tanto que algunos de los
exiliados regresaban, muchos permanecieron fuera de la tierra prometida. El
libro de Ester trata de lo que le pasó a algunas de esas
personas.
En varias ocasiones el escritor
de Ester se refirió a fuentes escritas que vinieron desde los tiempos de
los eventos. El empleó registros Persas oficiales (Ester 2:23; 8:8; 9.32;
10.2) y se refirieron a los escritos de Mardoqueo (Ester 9:20). Sin embargo, el
recopilador dio forma a sus fuentes para dar una novela bien
hecha.
El libro forma una narrativa de
cinco partes de resolución:
I.
Ester y Mardoqueo en la Corte Persa
(1:1-2:23)
II. Problemas para los
Judíos (3:1-4:17)
III. La
intervención de Ester (5:1-7:10)
IV.
Victoria para los Judíos
(8:1-9:17)
V. Ester y Mardoqueo en la
Corte Persa (9:18-10:3)
El rango de la
composición final para Ester no puede ser establecida con mucha certeza.
El libro fue escrito por lo menos después de la muerte de Artajerjes (c.
465A.C.) debido a que el escritor se refiere a la historia oficial del estado de
Artajerjes (Ester 10:2). El interés del autor en los detalles de la
cultura Persa sugiere que él vivió en el distrito y pudo haber
escrito cerca del tiempo de los eventos. Sin embargo, la explicación del
Purim (Ester 9:18-32), la discusión del término “pur”
(Ester 9:24), y el énfasis en la necesidad de continuar la
celebración (Ester 9:28) sugiere que un tiempo considerable pudo haber
pasado entre los eventos y la composición final. Por falta de influencias
helenísticas extensas en el libro, signaremos la última fecha
probable anterior a Alejandro el Magno (c. 330
B.C.).
Los intérpretes han sugerido
varios temas principales para le libro. Muchos han visto al libro como una
explicación de la Fiesta del Purim. Otros han sugerido la providencia de
Dios para los Israelitas que permanecieron en el exilio. Estos motivos
están ciertamente cerca al corazón del libro, pero el tema
principal parece estar en una dirección
diferente.
Una forma útil de
acercarse a Ester es en términos de las similitudes entre Ester, la
historia de José en Egipto, y los primeros capítulos de Daniel.
Todos estos registros tratan con figuras Israelitas en tierras extranjeras que
se sobreponen a las pruebas por medio del apoyo divino. De una u otra manera,
vienen en contacto con la corte real extranjera y se elevan a posiciones de
autoridad que le permite influir las políticas nacionales. Este
patrón sugiere que el libro de Ester ofreció a la audiencia
original un modelo para vivir en fidelidad a Dios fuera de la
tierra.
Este tema encaja bien con el
rango de los agentes extrínsecos probables. Ya sea cerca de la muerte de
Artajerjes, la época de Alejandro, o una época en medio, el pueblo
de Dios fuera de la teocracia necesitaba dirección de cómo vivir
fielmente, exitosamente, y con influencia en tierra extranjeras. El libro de
Ester les proporcionó tal
instrucción.
Jonás
Los
eventos en el libro de Jonás ocurrieron en algún tiempo a mediados
del siglo ocho A.C. Jonás, hijo de Amitai, ministró durante el
reinado de Jeroboam II (783-743 A.C.) (2 Reyes
14:25).
El libro de Jonás da poca
evidencia de historia de redacción extensiva y algunas claves para el
tiempo de su composición final. La primera fecha más probables un
poco después de los eventos del libro. Frecuentemente los
evangélicos asignan la paternidad literaria a Jonás mismo. En
tanto que esta posibilidad no puede ser descartar, el libro ofrece un poco de
apoyo positivo para tal punto de
vista.
Una sugerencia de distancia
temporal entre el escritor y los eventos aparecen en Jonás 3:3 donde
él comenta: “Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres
días de camino”. El tiempo pasado sugiere que al tiempo de escribir
Nínive ya no era una gran ciudad. Si es correcto, podemos fechar la
composición final después de la caída de Nínive ante
el emperador Babilónico Nabopolasar (612 A.C.). La ambigüedad de la
evidencia interna para fechar este libro ha hecho virtualmente imposible
identificar la última fecha más
probable.
Por lo tanto, debemos de
reconocer un rango amplio de posibilidades (ver figura
53).
Jonás se enfoca en el tema
del papel profético de Israel a las naciones. El libro se burla de
Jonás por su auto-justicia e hipocresía. Demuestra que Dios recibe
otras naciones, aún las de Asiria, y espera que el pueblo Judío
sirva como mediadores para ellos. La universalidad de la misericordia de Dios y
el papel mediador de Israel son los temas centrales del
libro.
El libro de Jonás se divide
en dos partes principales:
Parte
Uno
- La primera comisión y la reacción
de Jonás (1:1-16)
- La respuesta de Dios a Jonás
(1:17-2:10)
Parte
Dos
- La segunda comisión y reacción de
Jonás (3:1-10)
- La respuesta de Dios a Jonás
(4:1-11)
En tanto que el
libro de Jonás implícitamente se interesa por todas
las
naciones gentiles, es de mucha ayuda
leer Jonás en términos de su enfoque particular en las relaciones
Judío-Asiria. Antes de la destrucción de Nínive, los
Asirios perturbaron a Israel y alimentaron odio en su contra. Si el libro fue
escrito en este período, habló claramente a la necesidad de los
Israelitas de reconocer: 1) el llamado de Dios para Israel para ministrar a los
Asirios (I); 2) la necesidad de arrepentirse de negar este llamamiento (II); 3)
el poder del ministerio profético entre los asirios (III); y 4) la
necesidad de tener compasión aún como Dios tuvo compasión
(IV).
Si el libro fue escrito
después de la destrucción de Nínive, habló a la
actitud que los Israelitas deberían tener hacia la nación
dividida. Ellos tenían que: 1) aceptar su llamamiento a ministrar a los
Asirios (I); 2) arrepentirse de actitudes pasadas (II); 3) buscar traer
arrepentimiento entre los Asirios (III); y 4) regocijarse en la compasión
de Dios hacia sus enemigos anteriores
(IV).
Conclusiones
Los
libros narrativos del Antiguo Testamento cubren muchos períodos en la
historia y hablan una variedad de mensajes al pueblo de Israel. La Historia
Mosaica, la Historia Deuteronomística, la Historia Cronística y
otros libros narrativos fueron escritos para enseñar a sus lectores
cómo servir a Dios. Apenas hemos arañado la superficie de estos
textos sagrados, pero esta investigación de su significado original nos
da intuiciones que nos permiten aplicar estas historias del Antiguo Testamento a
nuestras propias vidas.
Preguntas de
Repaso
- ¿Qué factores unifican la Historia
Mosaica? Compara y contrasta la fecha y propósito de cada
libro.
- ¿Qué factores unifican la Historia
Deuteronomística? Compara y contrasta la fecha y propósito de cada
libro.
- ¿Qué factores unifican la Historia
Cronística? Compara y contrasta la fecha y propósito de cada
libro.
- Resume la fecha y propósito de Rut, Ester,
y
Jonás.
Guía
de Estudio
Escoge un episodio fuera de
cada libro cubierto en esta investigación. ¿Cómo encaja en el
bosquejo principal presentado aquí? ¿Cómo contribuyó
el episodio a los propósitos presentados para el libro?