Guión Génesis 3.

 

Historia Primigenia (3)

 

1  ¿Te has dado cuenta de que a menudo los niños pequeños actúan temerariamente poniéndose en peligro sin darse cuenta de ello?  Caminan a media calle sin la menor preocupación.  Toman cuchillos filosos sin precaución.  A veces hasta se acercan a un extraño, toman su mano y comienzan a caminar con él, del todo inconscientes del daño que otros podrían provocarles.

 

Por supuesto que los adultos sabemos, en cambio, que el mundo está lleno de toda clase de peligros.  Los desastres naturales destruyen vidas y propiedades; las enfermedades traen sufrimiento; ¡hasta las máquinas pueden causarnos daño!  También sabemos que los peligros más serios provienen quizá de otras personas.  Hay gente que comete actos violentos de opresión, asalto, homicidio, y guerra en contra de sus congéneres.  Si sabemos aunque se un poco de la historia de la humanidad, o si al menos ponemos un poco de atención a los eventos de actualidad, no podemos negar que los seres humanos hemos llenado este mundo con violencia. 

 

2  En esta lección, que hemos titulado Un mundo violento, revisaremos el libro de Génesis del capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho, en donde Moisés describió los problemas y la violencia que ocurrieron en el mundo poco después de la caída del hombre en pecado.  En estos capítulos, Moisés describió la manera en que los seres humanos comenzaron a llenar el mundo con violencia, y la forma en que Dios reaccionó contra dicha maldad. 

 

3  Moisés enfocó su atención en esta porción de la historial primigenia porque su audiencia israelita enfrentaba serias amenazas de las naciones que los rodeaban.  Para alentar al pueblo de Israel de su tiempo, Moisés escribió acerca de lo terrible que habían sido las cosas en los tiempos primigenios, y cómo Dios había intervenido para rescatar a los suyos.  De igual manera, cuando en nuestros días los cristianos enfrentamos amenazas, conocer la forma en que Dios actuó en el periodo primigenio alienta en nosotros la esperanza de que también seremos rescatados.

 

4  Examinaremos tres aspectos de esta porción de Génesis.  Primero, veremos la estructura literaria de este material.  Segundo, nos enfocaremos en el significado original de estos capítulos.  Y tercero, exploraremos la manera en que el Nuevo Testamento nos enseña a aplicar este pasaje en nuestro tiempo.

 

5 Veamos primero la estructura literaria de Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho.

 

Estructura Literaria

 

6a  Estos capítulos de Génesis tratan una variedad de tópicos, e incluyen tanto narrativas como genealogías.  Estas complejidades nos dejan frecuentemente con la impresión de que los capítulos no encajan muy bien entre sí.  Pero cuando examinamos esta porción de Génesis más de cerca, advertimos que se trata una pieza literaria cuidadosamente moldeada en torno a un propósito común como un trabajo de artesanía.

 

6b  Al revisar Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho, veremos que esta porción de Génesis se divide en dos grandes secciones.  La primera sección comprende del capítulo cuatro versículo uno hasta el capítulo cinco versículo 32, y la hemos titulado “Violencia primitiva y esperanza”.  La segunda sección comprende del capítulo seis versículos uno al versículo ocho, y la hemos llamado “Violencia posterior y esperanza”.  Cada una de estas secciones relata primero cómo fue que los seres humanos introdujeron la violencia al mundo, para introducir luego la esperanza de que Dios rescatará a los suyos de dicha violencia. 

 

Al ir acercándonos a los detalles de estos capítulos, será útil revisar por separado estas dos grandes secciones.  Comenzaremos hablando de la violencia primitiva y la esperanza.  Luego volveremos nuestra atención a la violencia posterior y la esperanza.  Así que revisemos primero la estructura interna de la primera sección en Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo cinco versículo 32.

 

7 El escenario primitivo de violencia y esperanza en el rescate descrito en Génesis capítulos cuatro y cinco se divide en cuatro partes.  Estas partes forman dos conjuntos paralelos de narrativas y genealogías.  Los versículos uno al 16 del capítulo cuatro forman una narrativa paralela a la de la segunda narrativa del mismo capítulo, de los versículos 25 al 26.  

 

Por su parte, la genealogía del capítulo cuatro versículos 17 al 24 corresponde a la segunda genealogía, misma que aparece en el capítulo cinco versículos uno al 32.  Examinaremos estos materiales explorando algunas de las relaciones que hay entre ambas narrativas.

 

8 Moisés comenzó su narrativa con la historia de Caín el Pecaminoso, registrada en los versículos uno al 16 del capítulo cuatro, en donde Caín incurre en un rabioso ataque de celos que culmina con el asesinato de su hermano Abel.

 

9 Cuando examinamos más de cerca este pasaje, nos encontramos con que está dividido en cinco momentos dramáticos.  La historia comienza con Caín y Abel viviendo juntos y en armonía en los versículos uno al dos-a.  Aunque Dios había expulsado a la humanidad del jardín del Edén, la primera familia humana aún permanecía cerca de la presencia especial de Dios, viviendo en unidad y relativa armonía unos con otros y con Dios.

 

No obstante, al ver cómo termina la historia en el versículo 16, nos encontramos un cuadro muy diferente.  Caín está solo, proscrito de la buena tierra, de su familia y de la presencia especial de Dios.

 

11 ¿Por qué sucedió esto?  ¿Qué convirtió a Caín en un hombre con esta clase de maldición?  Moisés explicó lo sucedido mediante tres momentos dramáticos o etapas en la parte media de la narrativa.

 

La segunda etapa de la historia, de los versículos dos-b al siete, trata sobre los eventos que llevaron a Caín a asesinar a Abel, abordando especialmente la distinción entre los sacrificios que cada uno ofreció a Dios.  Puesto en términos simples, a Dios le agradó el sacrificio de Abel y no así el de Caín, el cual rechazó.  Dios también advirtió a Caín con respecto al poder del pecado que estaba buscando dominarlo, pero Caín no hizo caso a la advertencia.

 

El versículo ocho es la tercera etapa y el punto crucial de la historia, es decir, donde Caín asesina a su hermano Abel.  Caín y Abel salieron del lugar del sacrificio al campo.  Y allí, tal y como Dios lo había advertido, el pecado dominó a Caín y lo convirtió en el primer asesino de la historia de la humanidad.

 

La cuarta etapa de esta narrativa aparece de los versículos nueve al 15, y describe la maldición y la protección que Dios dio a Caín.  Dios maldijo Caín proscribiéndolo y enviándolo a vagar lejos de la tierra de Edén, pero también lo protegió de ser atacado por otros.

 

12 Vemos así, que Génesis capítulo cuatro versículos uno al cinco comienza con la historia del terrible pecado de Caín.  Estaba él tan corrompido por el pecado que asesinó a su hermano Abel.  Y como resultado, estaba destinado a vivir lejos del lugar de la bendición de Dios.

 

13 Ya que hemos visto la estructura de la narrativa con que comienza el pasaje de Génesis capítulos cuatro y cinco, podemos ocuparnos de la segunda narrativa contenida en estos capítulos.  Se trata del relato paralelo en el capítulo cuatro versículos veinticinco al veintiséis.  Este pasaje quita la atención de Caín el pecaminoso y la vuelve hacia el tercer hijo de Adán, Set el Justo.  Así, Moisés presenta un breve reporte de los nacimientos de Set y su hijo, y en cosa de dos versículos nos dice que estos hombres eran exactamente lo opuesto al pecaminoso Caín.

 

14 El reporte de Set el Justo se divide en tres breves secciones.  Primero, en el capítulo cuatro versículo 25, Eva da a luz a Set.

 

16 El segundo paso de este reporte aparece en el capítulo cuatro versículo 26-a, donde Moisés apunta que Set también tuvo un hijo, Enós.

 

No es mucho lo que puede desprenderse de este evento, pero Moisés prosiguió su reporte del nacimiento de Enós con un tercer paso en el versículo 26-b, en donde añade un comentario muy importante con respecto al carácter espiritual de esta familia.

 

17 En el capítulo cuatro versículo 26-b, Moisés escribió estas palabras: “Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre del Jehová.

 

18 Puesto en términos simples, Set y Enós eran hombres que invocaban a Dios en oración.  A diferencia de Caín el pecaminoso, estos hombres eran justos delante de Dios y demostraban su justicia mediante sus oraciones y su adoración fiel. 

 

19 Teniendo en mente el contraste fundamental entre estas dos historias paralelas, podemos revisar ahora el paralelismo de las genealogías registradas en los capítulos cuatro y cinco de Génesis.

 

20 A menudo, las genealogías de Génesis capítulos cuatro y cinco nos parecen poco más que registros oscuros de descendencias biológicas.  Por la misma razón, muchos intérpretes pasan por alto su importancia.  Sin embargo, un escrutinio cuidadoso de estas genealogías revela que contienen información vital para los propósitos que Moisés tenía al escribir esta porción de su historia primigenia.

 

21 Por un lado, la primera genealogía registra El linaje de Caín el pecaminoso, en el capítulo cuatro de los versículos 17 al 24.  En estos versículos, Moisés presenta una lista de varios de los descendientes de Caín, por medio de los cuales puede notarse lo que el pecado hizo en esta familia, convirtiéndola en un clan orgulloso, jactancioso y amenazador. 

 

La segunda genealogía registra El linaje de Set el Justo, en el capítulo cinco de los versículos uno al 32.  En este pasaje, Moisés registró una variedad de nombres importantes en la familia de Set.  Sin embargo, en contraste con la familia de Caín, esta familia continuó siendo justa y fiel.

 

22 Al revisar más de cerca estas dos genealogías, podemos darnos cuenta de que Moisés presentó a estas dos familias de manera tal que sus lectores pudiesen contrastar la línea Set con la de Caín.  Esta intención se hace evidente al fijarnos en el hecho de que Moisés incluyó dos nombres en ambas listas.  Tanto la genealogía de Caín como la de Set contienen los nombres Enoc y Lamec, y Moisés estableció explícitamente el contraste que había entre cada uno de estos hombres.

 

Consideremos primero lo que Moisés dijo de los dos hombres llamados Enoc.

 

23 Por un lado, en Génesis capítulo cuatro versículo 17, leemos estas palabras acerca del Enoc de la líneas de Caín: “… y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc”.  Caín y su hijo Enoc se exaltaron a sí mismos con gran orgullo poniéndole a la ciudad el nombre de Enoc.  Podemos ver la importancia de este comentario cuando nos damos cuenta de lo que escribió Moisés acerca del Enoc de la línea de Set.

 

24 En el capítulo cinco versículo 24, Moisés comentó lo siguiente acerca del Enoc de la línea de Set: “Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”.  El Enoc de la línea de Set era exactamente lo opuesto al Enoc de la línea de Caín. 

 

25 En lugar de reclamar orgullosamente una ciudad en su nombre, el Enoc de la línea de Set caminó tan cercana y humildemente con Dios que fue uno de los dos únicos hombres en la historia bíblica que no experimentaron la muerte y entraron directamente a la presencia celestial de Dios.  Sería difícil imaginar un contraste más impresionante entre dos hombres que el que encontramos entre el Enoc pecaminoso y el Enoc justo.

 

Además del contrastes marcado entre los dos hombres llamados Enoc, Moisés también mencionó a Lamec en la línea de Caín y a Lamec en la línea de Set.  De nuevo vemos un fuerte contraste entre estos dos hombres.

 

Por un lado, el Lamec de la línea de Caín era una figura horrenda.

 

26 En los versículos 23 al 24 de Génesis capítulo cuatro, encontramos un poema que Lamec escribió alabándose a sí mismo ante sus esposas.  Escuchemos lo que Lemec dijo en el versículo 23: “Ada y Zila, oíd mi voz; . . .Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe”.

 

Estas palabras indican que Lamec era un asesino y que estaba muy orgulloso de sus proezas asesinas.

 

27 En contraste con lo anterior, y para mostrar el carácter del Lamec de la línea de Set, Moisés registró las palabras de Lamec con motivo del nacimiento de su hijo en el capítulo cinco versículo 29: [Lamec] llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo”.  Conforme a lo acostumbrado en los tiempos bíblicos, el nombre que este Lamec puso a su hijo era una oración a Dios, expresando la esperanza de que Noé los rescataría de la terrible condición de vida que comenzó cuando Dios maldijo la tierra en los días de Adán y Eva.

 

28  Por medio de estos contrastes entre las genealogías de Caín y Set, Moisés reveló una característica importante de este periodo de la historia primigenia.  El contraste que comenzó con Caín y Set continuó a lo largo de las generaciones que les siguieron.  No había transcurrido mucho tiempo en la historia, cuando ya la humanidad se encontraba dividida en dos grupos: los orgullosos y violentos que continuaron rebelándose en contra de Dios, y los justos que fiel y sinceramente adoraban a Dios.

 

29  Con esta visión general en mente, podemos ahora ver cómo es que los capítulos cuatro y cinco de Génesis presentan un escenario de violencia y de esperanza en el rescate de Dios.  Comenzando con Caín y terminando con Lamec, sus descendiente, los cainitas perjudicaron a otros a su alrededor.  No obstante, había al mismo tiempo otra línea de seres humanos que permanecieron fieles a Dios.  Se trataba del linaje humilde y justo de Set, del cual salió la figura bien conocida de Noé.  Y tal y como el padre de Noé lo dijo al momento de su nacimiento, Noé personificaba la esperanza de que Dios no permitiría que la amenaza de la corrupción del pecado perdurara para siempre.  En lugar de eso, Dios los rescataría de la violencia de esos días por medio del hombre llamado Noé.

 

30 Una vez que hemos notado cómo es que Génesis capítulos cuatro y cinco transmiten un patrón de violencia en los tiempos primitivos y de esperanza en el rescate, podemos ir entonces al segundo escenario de violencia y esperanza como aparece en Génesis capítulo seis versículos uno al ocho.

 

31 Cuando examinamos con cuidado estos versículos, queda claro que el capítulo seis versículos uno al ocho se divide en tres etapas: 1) los versículos uno al tres se ocupan de los personajes conocidos como los hijos de Dios; 2) los versículos cuatro al siete se enfocan en otros personajes conocidos como los nefilim.  Posteriormente Moisés añade un epílogo en el versículo ocho, mencionando de nuevo a Noé, el hombre en quien estaba puesta la esperanza.

 

32 Las dos grandes secciones en estos versículos describen una serie de eventos peligrosos que ocurrieron sobre la tierra, y luego revelan cómo reaccionó Dios a estos eventos.  Veamos primero la amenaza proveniente de los hijos de Dios y la reacción de Dios en el capítulo seis versículos uno al tres.

 

33 Desafortunadamente, estos versículos están entre los más difíciles de interpretar en el libro de Génesis.  La dificultad primaria se centra en el versículo dos, en donde leemos estas palabras: “ . . . viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.”

 

Moisés no explicó con precisión quiénes eran estos personajes a quienes llama “hijos de Dios”, por un lado, y las “hijas de los hombres”, por el otro.  Aparentemente, Moisés sabía que su audiencia original entendía bien de lo que estaba hablando.  Sin embargo, ha sido imposible para los lectores modernos llegar a un acuerdo más allá de toda duda con respecto a las identidades de estos personajes.

 

34 Tres posibles explicaciones han sido sugeridas a lo largo de la historia de la interpretación.  Primero, que los hijos de Dios eran setitas que se casaron con descendientes de Caín.  Esta interpretación tiene algo de mérito en vista del contraste entre cainitas y setitas en los capítulos cuatro y cinco de Génesis.  Una segunda opción es que los hijos de Dios eran ángeles y las hijas de los hombres simples humanas.  Esta interpretación también tiene algo de mérito en virtud de que a veces los ángeles son llamados “hijos de Dios” en pasajes del Antiguo Testamento tales como Job capítulo uno versículo seis y el Salmo 29 versículo uno.  3) Una tercera opción es entender la expresión “hijos de Dios” como refiriéndose a reyes o nobles que tomaron mujeres campesinas.  Ésta opción también tiene mérito, puesto que, frecuentemente en el antiguo medio oriente, se le llamaba “hijos de Dios” a los reyes, tal y como el hijo de David es llamado hijo de Dios en 2 Samuel capítulo siete versículo catorce y en el Salmo 2 versículo siete.  Aunque yo sostengo esta tercera interpretación, no debemos ser dogmáticos con respecto a ninguna de estas posiciones en particular. 

 

Aunque no podemos estar seguros de quiénes son estos personajes, podemos estar mucho más ciertos de lo que hicieron.

 

35 Recordemos que en Génesis capítulo seis versículo dos, leemos que “los hijos de Dios tomaron para sí mujeres [de entre las hijas de los hombres], escogiendo entre todas”.  Notemos que éste no es el lenguaje que ordinariamente utiliza la Biblia para hablar del matrimonio legítimo; lo que sugiere fuertemente que ni las mujeres ni sus familias habían consentido con estas relaciones.  En lugar de ello, los “hijos de Dios”, que deben haber sido hombres muy poderosos de la nobleza gobernante, tomaron por la fuerza mujeres sin su consentimiento.  El lenguaje utilizado podría referirse aún al hecho de que estos “hijos de Dios” violaron, de hecho, a estas mujeres.  En todo caso, la violencia ejemplificada previamente en las proezas de Caín y sus descendientes había alcanzado una nueva dimensión: la violencia contra la mujer.

 

36 Después de describir la amenaza proveniente de los llamados “hijos de Dios”, Moisés dirigió su atención a su principal preocupación: la respuesta de Dios a estos eventos.  En Génesis capítulo seis versículo tres leemos los siguiente: “Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más serán sus días ciento veinte años”.  Dios se cansó de la manera en que el pecado seguía trayendo violencia a la raza humana, y declaró que él no toleraría esta corrupción para siempre.  Sin embargo, por gracia, Dios concedió a la humanidad otros 120 años antes de ejecutar Su juicio.

 

37 Un segundo conjunto de acciones en la tierra con la correspondiente respuesta de parte de Dios aparece en Génesis capítulo seis versículos cuatro al siete, en el relato de los nephilim.

 

38 En el versículo cuatro nos encontramos con una nueva amenaza de peligro: “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos.  Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre”. 

 

Esta versión de la Biblia sigue a la Septuaginta que traduce la palabra hebrea “nephilim” como “gigantes”.  Pero esta traducción es desafortunada porque no comunica la connotación de la palabra.  La opinión de los eruditos está dividida con respecto al significado preciso del término, pero muy probablemente se refiere a jefes militares y guerreros poderosos.

 

En este pasaje, Moisés describió específicamente a estos nephilim como “los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre”.  El término traducido como “los valientes” o “héroes” es la palabra hebrea hagiborim que denota guerreros o soldados poderosos.

 

39 En este contexto, la notoriedad militar de los nephilim debería ser tomada como algo negativo.  Estos hombres eran conocidos por su belicismo explotador y su violencia que infligía terror en aquéllos que los rodeaban.  La violencia que comenzó cuando Caín mató a su hermano Abel, y que continúo con el Lamec del linaje de Caín, había alcanzado ahora proporciones aún mayores, por cuanto los soldados nephilim amenazaban con violencia a cada instante.

 

40 Como leemos en el versículo cinco:

 

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. 

 

40a Como resultado, leemos en los versículos seis al siete que:

 

“…se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió su corazón.  Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.”

 

Dios vio cómo los nephilim aterrorizaban Su mundo, y determinó que era tiempo de intervenir con destrucción masiva a todo lo largo y ancho del mundo.

 

41 Vemos así que Dios no ignoró la creciente violencia que amenazaba a la raza humana.  Cuando Dios vio el terror causado por los nephilim, determinó que era tiempo de intervenir en la historia humana trayendo juicio.

 

42 Felizmente, el pasaje de Génesis capítulo seis versículos uno al ocho no termina con palabras de juicio.  En lugar de ello, manteniendo los patrones generales de esta porción de la historia primigenia, Moisés añadió un epílogo de esperanza en el versículo ocho.

 

43 Allí leemos que aunque Dios había determinado destruir a la humanidad a causa de la corrupción del pecado, también proveyó esperanza a través de un hombre: “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”.

 

44 La destrucción que Dios estaba a punto de traer al mundo no alcanzaría a Noé, el hijo justo de Set.  De hecho, como lo explica el libro de Génesis en los capítulos que siguen, Noé y su familia serían preservados de la destrucción, y llevarían a la humanidad a un nuevo día y a un nuevo mundo.  En estas pocas palabras, Moisés completó el escenario de la amenaza y la esperanza en el rescate.  La destrucción de la violenta humanidad pecaminosa por medio del diluvio, resultaría, de hecho, en el rescate de futuras generaciones.

 

45 A partir de nuestra revisión de las estructuras literarias de Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho, nos damos cuenta de que estos capítulos en Génesis se ocupan de dos grandes temas: Primero, se ocupan de la amenaza de violencia por parte de aquéllos que se rebelaron en contra de Dios en los días de Caín y de sus descendientes.  Y segundo, se enfocan en la amenaza de gente pecaminosa en los días de los hijos de Dios y los nephilim.  En ambos casos, sin embargo, Moisés indicó que Dios traería rescate a través de un hijo especial de Set, el hombre llamado Noé.

 

II. Significado original.

 

46 Una vez que hemos visto la estructura básica y las preocupaciones centrales de esta porción de Génesis, podemos hacernos una segunda pregunta.  ¿Cuál fue el significado original de estos capítulos?  ¿Qué estaba comunicando Moisés a los israelitas al ir dirigiéndolos de Egipto hacia la tierra prometida?

 

47 Para poder captar el significado original de esta porción de la historia primigenia, nos será útil considerar dos asuntos.  Primero, veremos cómo conectó Moisés esta porción de la historia primigenia con la experiencia de Israel.  Y, segundo, exploraremos las implicaciones de estas conexiones para los Israelitas que conformaban la audiencia original de Moisés.  Veamos primero la manera en que Moisés conectó estos capítulos con las experiencias de los israelitas que le seguían.

 

54 Moisés relacionó estos capítulos de la historia primigenia con el mundo de su tiempo, describiendo la violencia de la primitiva historia humana en forma tal que se asemejaba grandemente a las experiencias de violencia que Israel había soportado.  Haciendo eso, señalaba que los males que Israel enfrentó eran similares a los males del mundo primigenio.

 

55 Para explorar la manera en que Moisés resaltó estas similitudes, veremos de nuevo las dos grandes secciones de Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho: el primer escenario de violencia primitiva y esperanza en el rescate, en los capítulos cuatro y cinco; y el segundo escenario de violencia posterior y esperanza en el rescate en los capítulos seis versículos uno al ocho.  Veamos primero cómo es que los capítulos cuatro y cinco se conectan con la experiencia de Israel.

 

56  Recordemos que los capítulos cuatro y cinco de Génesis se ocupan de dos familias: la del perverso Caín y sus descendientes, por un lado, y la de Abel el justo, junto con Set y sus descendientes, por otro lado. 

 

57 Al revisar las características de los perversos y los justos en Génesis capítulo cuatro y cinco, se vuelve evidente que Moisés arregló este material de manera que sus lectores asociaran a Caín y a su familia con los egipcios, y también de manera que asociaran a los justos, Abel, Set y los setitas, con ellos mismos como el pueblo de Dios.

 

¿Cómo le hizo Moisés para establecer estas conexiones?

 

58 Comencemos examinando la historia de Caín el pecaminoso en Génesis capítulo cuatro versículos del uno al 16.  En esta historia, Moisés se enfocó en al menos cinco preocupaciones que permitían a los israelitas conectarse con este pasaje en su tiempo.

 

En primer lugar, Moisés mencionó las ocupaciones de Caín y Abel para resaltar estos puntos de contacto. 

 

59 Escuchemos la forma en que Caín y Abel fueron inicialmente identificados en Génesis capítulo cuatro versículo dos: “Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra”.  Como este pasaje lo indica, Caín era un agricultor asentado, un granjero sedentario, en tanto que Abel era pastor nómada.

 

60 Tanto en la antigüedad como en los tiempos modernos, ha sido común que surjan tensiones entre sociedades sedentarias basadas en la agricultura y grupos nómadas de pastores.  Y como el propio libro de Génesis lo indica, Moisés y los israelitas estaban al tanto de que esta clase de tensiones les habían provocado serios problemas cuando estaban en Egipto. 

 

61 En Génesis capítulo 46 versículos 33 y 34, José instruyó a sus hermanos de esta forma en preparación a su llegada a Egipto: “Y cuando Faraón os llamare y dijere: ¿Cuál es vuestro oficio? Entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestro padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas”.

 

62 Las instrucciones que José da aquí nos ayudan a discernir por qué Moisés mencionó el hecho de que Caín era agricultor y Abel pastor.  Quería que su audiencia israelita asociara a Caín, el agricultor, con los egipcios, y que Israel se asociara a sí mismo con Abel, el pastor victimado.

 

63 Una segunda conexión entre esta historia y la audiencia original de Moisés aparece en el tema de los sacrificios ofrecidos por Caín y Abel.  Tal y como Génesis cuatro nos lo dice, Dios rechazó el sacrificio de Caín pero se agradó del sacrificio de Abel.

 

64 La razón por la cual Dios distinguió entre estos sacrificios se hace explícita en Génesis capítulo cuatro versículos tres y cuatro, en donde leemos estas palabras: “…Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.  Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas”.

 

Notemos la forma en que Moisés describe los sacrificios.  En el versículo tres dice que Caín ofreció “del fruto de la tierra una ofrenda”, pero en el versículo cuatro dice que Abel ofreció “de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas”.  Esta distinción es muy importante.  Caín simplemente trajo cualesquiera frutos que había recogido en su campo.  Su adoración era, en el mejor de los casos, meramente nominal, pues no reservó lo mejor de su cosecha para Dios.  Pero Abel cumplió con la ley de Dios con un corazón sincero, ofreciendo las ovejas más gordas (lo cual era altamente estimado en los sacrificios del Antiguo Testamento), y aún esto de entre los primogénitos (que eran los animales más apreciados conforme a la Ley de Moisés).  El sacrificio de Caín era poco más que un ritual falto de sinceridad.  En contraste, Abel ofreció sincera devoción a Dios. 

 

Moisés también usó esta distinción entre los sacrificios de Caín y Abel para establecer aún más asociaciones entre Egipto e Israel.

 

65 Debemos recordar que la cultura egipcia era muy religiosa.  Toda clase de dioses propios y extranjeros eran honrados en la cultura egipcia.  Es muy probable que en ciertas épocas aún el Dios de Israel hubiese tenido un lugar nominal en el panteón egipcio.  Con todo su celo religioso, sin embargo, los egipcios no traían sus más grandes y mejores sacrificios al Dios verdadero del cielo y de la tierra.

 

Este trasfondo es muy importante cuando recordamos que cuando Moisés acudió a Faraón por primera vez lo que le pidió fue que permitiera salir a Israel porque quería ofrecer sacrificios a Jehová. 

 

66 Como leemos en Éxodo capítulo cinco versículo tres, Moisés y Aarón dijeron a Faraón lo siguiente: “El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios”.  Pero Faraón denegó su petición.  Como Moisés lo registró en el versículo cuatro, Faraón les dijo: “Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas”.

 

67 Así vemos que tal y como Caín había deshonrado a Dios con sus sacrificios nominales, los Egipcios no ofrecían verdadera adoración al Dios de Israel.  No obstante, tal y como Abel ofreció sacrificios sinceros y aceptables, así los israelitas buscaban la verdadera adoración a Jehová.  De esta manera, Moisés estableció otra asociación entre Egipto y Caín, e Israel y Abel.

 

68 Una tercera forma en que Moisés creó conexiones con la experiencia de Israel fue a través del tema del homicidio.  Caín asesinó a su hermano Abel, y el significado de este evento se vuelve evidente cuando recordamos los homicidios de israelitas que se perpetraron en Egipto.

 

69 En Éxodo capítulo uno y dos, leemos que los egipcios no sólo explotaban a los israelitas sino que asesinaban directamente a muchos de ellos, incluyendo a sus infantes.  De este modo, Moisés desarrolló aún más asociaciones entre Caín y los egipcios, así como entre Abel y los israelitas.

 

70 Una cuarta forma en que Moisés marcó estas asociaciones fue describiendo la ubicación de Caín sobre la tierra.  Dios proscribió a Caín de la tierra fértil, cuando lo maldijo por el homicidio de Abel. 

 

71 En Génesis capítulo cuatro versículos once y doce leemos lo siguiente: “Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra . . .  Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza . . .” La maldición de Caín incluía el tener que vivir en lugares donde su labranza daría poca producción.

 

Esta descripción de la ubicación de Caín ajusta nítidamente con la evaluación que Moisés hizo de la tierra de Egipto y de la tierra a donde estaba llevando a Israel.

 

72 Escuchemos la forma en que Moisés contrasta Canaán con Egipto en Deuteronomio capítulo once versículos diez al doce: “La tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.  La tierra a la cual pasáis para tomarla es tierra de montes y vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo; tierra de la cual Jehová tu Dios cuida . . . ”

 

73 Dios envió a Caín a un lugar lejos de Edén, un lugar como Egipto, en donde la agricultura requería mucho esfuerzo.  Este hecho era otra forma en que los lectores israelitas de Moisés asociarían a Caín con los egipcios.

 

74 Una quinta forma en que Génesis capítulos cuatro y cinco conectan a Caín con Egipto y a Abel con Israel es en el tema de la protección de Caín.  Dios protegió a Caín de peligro, a pesar de que había matado a su hermano Abel.

 

75 En Génesis capítulo cuatro versículo quince leemos lo siguiente: “Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado”.  Dios protegió a Caín de peligro aunque se trataba de un asesino.  Nuevamente, vemos que Moisés describió estos eventos a fin de que Israel los asociara con su propia experiencia con Egipto.  Dios había dado gran protección a Egipto.  Aunque eran homicidas y merecían el juicio divino, por mucho tiempo Dios proporcionó protección especial a Egipto.

 

76 De esta manera, vemos que en al menos cinco formas Moisés resaltó el paralelismo existente entre el periodo primigenio y la experiencia de Israel en el éxodo.  Todos estos temas: las ocupaciones, la adoración, el asesinato, la ubicación y la protección, indican que Moisés quería que sus lectores israelitas aplicaran esta historia a sus vidas asociando a Caín con los egipcios, y estableciendo la conexión existía entre Abel y ellos mismos como el pueblo de Dios.

 

78 Ahora que hemos visto las asociaciones establecidas en la historia de Caín el Pecaminoso, podemos ir a la narrativa paralela concerniente a Set el Justo, en Génesis capítulo cuatro versículos 25 y 26.

 

79 Como ya vimos, Moisés registró un comentario importante acerca de Set y su hijo Enós.  En Génesis capítulo cuatro versículo 26 leemos lo siguiente: “Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”. 

 

Moisés mencionó este hecho acerca de Set y su hijo a fin de que sus lectores se identificasen a sí mismos no sólo con Abel, sino también con Set, el hijo de Adán que sustituyó a Set.

 

80 En primer lugar, el uso que Set hace del nombre divino Jehová, lo relacionaba con Israel.  Es muy interesante notar que el libro de Éxodo dice que el uso del nombre “Jehová” ascendió en prominencia en los días de Moisés.

 

81 Por ejemplo, Dios habló a Moisés de la siguiente manera en Éxodo capítulo tres versículo quince: “Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.  Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos”.  Aunque el registro bíblico indica que el nombre Yahweh o Jehová se usaba desde los tiempos de Set, durante el tiempo de Moisés el nombre Jehová se volvió el principal nombre para referirse a Dios.

 

Por esta razón, los israelitas fieles bajo el liderazgo de Moisés se relacionarían con Set el justo.  Como él, ellos también tenían en gran estima el nombre de Jehová.

 

82 En segundo lugar, los israelitas asociarían la relación entre ellos y Set mediante el tema de la oración.

 

83 Este tema también aparece en Génesis capítulo cuatro versículo 27, en donde Moisés escribió que los miembros de la familia de Set “comenzaron a invocar el nombre de Jehová”.  En el Antiguo Testamento, “invocar el nombre de Jehová” regularmente significa clamar pidiendo la ayuda divina en tiempo de necesidad o de problemas.

 

84 A la luz de lo anterior, podemos ver otra conexión que Moisés estableció con Israel en su tiempo.  Del resto del Pentateuco, aprendemos que a lo largo de su éxodo de Egipto Israel clamó a Jehová en busca de socorro durante muchas crisis, al igual que Set y Enós lo habían hecho antes.

 

86 Vemos así que Moisés quiso que las narrativas acerca de Caín el pecaminoso y Set el Justo establecieran paralelos con el mundo de su tiempo.  Quería que sus lectores se dieran cuenta de que los egipcios eran como Caín .  También quería que sus lectores vieran que ellos mismos eran como Abel y Set.

 

87 Con estas conexiones básicas en mente, podemos ir ahora a las genealogías de Caín y de Set.  Como veremos, Moisés también arregló estas genealogías de manera que los israelitas continuaran asociando a los egipcios con los perversos, y a sí mismos con los justos.

 

88 Para promover su principal objetivo, en Génesis capítulo cuatro versículos diecisiete al veinticuatro Moisés caracteriza a la línea de Caín en forma tal que establecía asociaciones ineludibles con Egipto.  Estas conexiones aparecen al menos en seis formas.

 

En primer lugar, Moisés se refirió a Caín como constructor de ciudades.

 

89 Como lo dijo en Génesis capítulo cuatro versículo 17, Caín “edificó una ciudad…”.  No hace falta decir que los israelitas sabían muy bien que los egipcios eran constructores de ciudades.  Construir ciudades para los egipcios había sido parte del trabajo de los israelitas durante su esclavitud en Egipto.  Por esta razón, estas palabras acerca de Caín lo asociarían estrechamente con los egipcios.

 

91 Segundo, debemos notar el nombre de la ciudad de Caín.

 

92 Veamos otra vez Génesis capítulo cuatro versículo 17: “…y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc”.  Para los israelitas del tiempo de Moisés, este hecho les recordaba una práctica egipcia.

 

93 Como Moisés lo reportaba en Éxodo capítulo uno versículo once, “[Los egipcios] pusieron sobre [los israelitas] comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés”.  La ciudad de Ramesés fue llamada así en honor del faraón Ramesés.  Al igual que Caín, los egipcios también les ponían sus nombres a sus ciudades para su propia gloria y honra.  De este modo se establecía otra conexión entre la genealogía de Caín y los egipcios.

 

94 Una tercera asociación entre la línea de Caín y Egipto aparece en el orgullo que Lamec, el descendiente de Caín, manifiesta con respecto a su acto de homicidio.

 

95 En el capítulo cuatro versículo 23, leemos que Lamec cantó, de hecho, una canción a sus mujeres alabándose a sí mismo:

 

Ada y Zila, oíd mi voz;

Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho:

Que un varón mataré por mi herida,

Y un joven por mi golpe.

 

Aunque esta traducción lo presenta en tiempo futuro, Lamec estaba realmente jactándose de atrocidades que ya había cometido.  Los israelitas podían asociar el comportamiento de los egipcios con el de Lamec.  Los israelitas estaban muy conscientes de las muchas inscripciones antiguas que tenían los egipcios, alabando a los faraones y a sus ejércitos por sus hazañas asesinas.

 

96 Una cuarta asociación puede establecerse a partir de la atención que Moisés pone en la muerte de los niños. 

 

97  Escuchemos de nuevo lo que Lamec dijo.  En el versículo 23 del capítulo cuatro leemos:

 

Que un varón mataré por mi herida,

Y un joven por mi golpe.

 

La palabra que aquí aparece traducida como “joven” es la palabra hebrea yeled, que frecuentemente es traducida simplemente como niño.  Una de las víctimas de Lamec era muy probablemente un niño.

 

98 Como todos sabemos, en el primer capítulo del libro del Éxodo Faraón ordena la muerte de los niños israelitas.  Como el Lamec de la línea de Caín, los egipcios atacaron a los indefensos de Israel, a sus infantes varones.

 

99 Una quinta asociación entre la familia de Caín y los egipcios aparece en la afirmación de Lamec de contar con mayor protección.

 

100 En Génesis capítulo 4 versículo 24, Lamec se jactó gozar de aún más protección que la de Caín:

 

“Si siete veces será vengado Caín,

Lamec en verdad setenta veces siete lo será”.

 

Tal y como Lamec pensaba que Dios lo protegía, los faraones de Egipto estaban confiados en la protección de sus dioses.  De hecho, ciertamente parecía que por muchos años los egipcios habían disfrutado creciente protección de los peligros.

 

101 En sexto lugar, debemos notar la sofisticación cultural del linaje de Caín.

 

102 Veamos como describe Génesis capítulo cuatro versículos veinte al veintidós a estos tres hermanos cainitas, Jabal, Jubal y Tubal-caín: “Jabal… fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados . . . Jubal . . . fue padre de todos los que tocan arpa y flauta . . . Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro”.  Con estas palabras, Moisés caracterizó a la familia de Caín como muy sofisticada.  Jabal no era meramente un pastor, sino que inventó la crianza de ganado.  Jubal desarrolló el arte musical, y Tubal-caín inventó la metalurgia sofisticada.  Hubiera sido muy difícil para los israelitas en el tiempo de Moisés el pasar por alto esta conexión con los egipcios.  Comparado con el estilo de vida sencillo de los patriarcas de Israel, la cultura de Egipto era altamente sofisticada.  Moisés describió a la pecaminosa línea de Caín de este modo a fin de confirmar la asociación que quería que sus lectores hicieran entre el linaje de Caín y los egipcios.

 

103 Vemos así que Moisés estableció al menos seis asociaciones entre la genealogía cainita y los egipcios.  Su descripción de la construcción de ciudades, los nombres de las ciudades, la jactancia de sus homicidios, la violencia contra los niños, la protección divina y la sofisticación del linaje de Caín tenían como propósito establecer estas conexiones.

 

104 Vayamos ahora a la genealogía de Set en Génesis capítulo cinco versículos uno al treinta y dos.  Como era de esperarse, Moisés arregló el relato de la genealogía de Set de manera que los lectores israelitas pudieran identificarse con el linaje de Set.  Esta asociación se basa en cuatro factores.

 

En primer lugar, debemos notar que, a nivel biológico, la nación de Israel descendía del linaje de Set.

 

105 En Génesis capítulo cinco versículo treinta y dos leemos los nombres de los tres hijos de Noé:

 

Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet.

 

El nombre de Sem era particularmente importante para Moisés en virtud de que Sem era el ancestro de Israel.  En los idiomas modernos derivamos el término “semítico” o “semita” del nombre Sem.  Aunque también otras naciones salieron de la simiente de Sem, los Israelitas eran el pueblo especial escogido por Dios de entre los descendientes de Sem.  Así que, en este muy elemental sentido biológico, Moisés conectó a sus lectores israelitas con la genealogía de Set.

 

106 Una segunda asociación entre la línea de Set e Israel aparece en el repetido énfasis en la justicia de los descendientes de Set.  El linaje de Set se caracteriza por ser fiel y justo.

 

107 Por ejemplo, de conformidad con Génesis capítulo cinco versículo 24, “Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”.  En toda la Biblia, la expresión hebrea traducida como “caminó con Dios” solamente aparece en esta referencia a Enoc en Génesis capítulo cinco versículos 22 y 24,  y referencia a Noé en Génesis capítulo seis versículo 9.  Aún así, una y otra vez, especialmente en el libro de Deuteronomio, Moisés les dice a los Israelitas que deben ser como Enoc andando en los caminos de Jehová.  De esta manera, los israelitas fieles que seguían a Moisés encontraban otro punto de identificación con la línea de Set.  Su era meta ser como Enoc.

 

109 Una tercera conexión entre la genealogía de Set y la experiencia de Israel aparece en el énfasis que Moisés hace en los número de los setitas.  Por medio de la genealogía de Set sabemos que sus descendientes fueron muy numerosos. 

 

110 Moisés resaltó el crecimiento numérico de la familia de Set repitiendo el hecho de que los setitas engendraron “hijos e hijas”.  De hecho, Moisés añadió este comentario nueve veces en Génesis capítulo cinco, en los versículos cuatro, siete, diez, trece, dieciséis, diecinueve, veintidós, veintiséis y treinta.  Este énfasis en el número de gente en el linaje de Set era importante para los lectores israelitas de Moisés debido a que ellos sabían que Dios los había bendecido grandemente en crecimiento numérico a lo largo del tiempo que estuvieron en Egipto y durante el Éxodo.

 

112 En cuarto lugar, Moisés también resaltó la longevidad de la que muchos setitas gozaron, a fin de establecer este punto de contacto entre Israel y los setitas.

 

113  Por ejemplo, todos sabemos que Matusalén vivió más que ninguna otra persona en la historia bíblica.  De acuerdo con Génesis capítulo cinco versículo 27, Matusalén vivió 969 años.  Muchos otros setitas vivieron largas vidas. 

 

114 La atención que Moisés puso en la longevidad del linaje de Set era importante pues, como la ley de Moisés lo indica, la longevidad en la tierra de la promesa había de ser la meta de los fieles en Israel.  Al señalar la longevidad de los descendientes de Set, Moisés establecía otra conexión entre los setitas e Israel.  

 

115 Vemos así que Moisés se tomó muchas molestias para resaltar las similitudes entre el linaje de Set y los israelitas.  Enfocándose en la descendencia biológica, la justicia, el crecimiento numérico y la longevidad, Moisés dejó claro que quería que Israel se identificara con esta familia primigenia.

 

116 Fue así como Moisés escribió acerca de la violencia primitiva y la esperanza en el rescate de Dios en los tiempos primigenios, a fin de establecer asociaciones firmes con el mundo de su tiempo.  Caín y sus descendientes debían ser asociados con los egipcios que infligían violencia contra Israel.  Asimismo, Abel, Set y los descendientes de Set debían ser asociados con los israelitas que eran víctimas de la violencia egipcia.  Estos puntos de contacto eran parte central de la estrategia de Moisés en esta porción de su historia.

 

117 Ahora que hemos visto cómo fue que Moisés manejó su registro de la violencia primitiva y la esperanza, podemos ocuparnos brevemente de Génesis capítulo seis versículos uno al ocho: “La violencia posterior y la esperanza en el rescate”.

 

118 Recordemos que dos grupos de personajes destacan en esta porción.  Primero, los llamados “hijos de Dios”, y luego los nephilim.

 

Como ya hemos visto, no es posible identificar con precisión quienes son los llamados “hijos de Dios”.  Si estos “hijos de Dios” eran hombres de la nobleza, entonces Moisés quizá quería establecer un paralelo con la manera en que los hombres de la clase noble de Egipto maltrataban a las mujeres israelitas.  Pero no podemos estar seguros de esta conexión.  Vayamos entonces al segundo grupo de personajes: los nephilim.  La razón de Moisés para escribir acerca de estos nephilim  es mucho más clara.

 

119 Veamos especialmente la manera en que Moisés describió a estos hombres en el capítulo seis versículo cuatro: “Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a la hijas de los hombres, y les engendraron hijos.  Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre”.

 

Ya hemos anotado que los nephilim eran guerreros poderoso, bien conocidos por sus proezas.  Pero démonos cuenta de que Moisés hizo un comentario importante acerca de los nephilim.  Dijo que existían nephilim sobre la tierra en los tiempos primigenios “y también después”.  Ahora bien, sin duda alguna los nephilim primigenios fueron destruidos en el diluvio de Noé junto con las demás criaturas.  De manera que podemos estar seguros de que Moisés tenía en mente otro grupo de hombres que eran los guerreros nephilim que vivieron después del diluvio, y que no eran descendientes de los nephilim primigenios.

 

Mediante la adición de esta alusión a los guerreros nephilim que vivieron después del diluvio, Moisés les recordó a los israelitas acerca de los nephilim con los que se que se habían encontrado en su historia reciente.  En toda la Biblia, el único otro lugar donde aparece el término nephilim es en Números capítulo 13 versículo 32 al 33.  Allí, los espías que Moisés envió a Canaán reportaron el haber visto nephilim.  Esto fue lo que reportaron:

 

120 “La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores . . .  También vimos allí gigantes [los nephilim] . . . , y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.”

 

Los espías infieles reportaron que la tierra de Canaán era un lugar terriblemente violento y peligroso, y que entre los habitantes de Canaán estaban los nephilim, guerreros viciosos que provocaron pánico en sus corazones.  Dios se molestó tanto por esta falta de fe que envió a los israelitas a vagar sin rumbo por el desierto hasta que la primera generación hubiese muerto y una nueva generación estuviese preparada para retomar la causa de la conquista.

 

121 A la luz de esto podemos entender cómo fue que Moisés señaló otra fuerte conexión entre esta porción de la historia primigenia y la experiencia de Israel.  Quería que sus lectores israelitas asociaran a los nephilim primigenios del capítulo seis de Génesis con los aterradores guerreros nephilim de Canaán.  De este modo, la violencia y esperanza en el rescate en Génesis capítulo seis versículos uno al ocho eran una alusión directa a la amenaza de violencia en la conquista de Canaán.

 

122 Hasta este punto en nuestro escrutinio del mensaje original de Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho hemos visto los personajes primigenios y cómo Israel podía relacionarlos con la gente de su tiempo.  Ahora podemos pasar a la tercera pregunta.  ¿Cuáles eran las implicaciones de estas conexiones para el pueblo de Israel al ir siguiendo a Moisés rumbo a la Tierra Prometida?

 

123 Para entender el corazón del mensaje de Moisés a Israel necesitamos recordar el escenario básico que aparece en dos ocasiones en este material.

 

Recordemos que Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho contiene dos escenarios de violencia y esperanza en el rescate.   El pasaje del capítulo cuatro versículo uno al capítulo cinco versículo 32 se enfoca en la violencia de Caín y sus descendientes.  Sin embargo, los versículos 29 y 32 del capítulo cinco mencionan a Noé a fin de indicar que el rescate vendría a través de él.

 

Así también, el pasaje de Génesis capítulo seis versículo uno al ocho reporta la violencia de los hijos de Dios y de los nephilim, y el versículo ocho menciona a Noé de nuevo para indicar el propósito de Dios de rescatar a los suyos también de estas amenazas.

 

124 Éstas eran buenas noticias para los israelitas que iban siguiendo a Moisés, pues revelaban lo que Dios ya había hecho en su favor, y también lo que estaba a punto de hacer.  Por un lado, de la misma manera en que había usado a Noé para librar a los ancestros de Israel de los cainitas, Dios ya había usado a Moisés para rescatar a los israelitas de Egipto.  Por el otro lado, de la misma manera en que usó a Noé para rescatar a los suyos de los nephilim primigenios, Dios estaba a punto de usar a Moisés para rescatar a los israelitas de la amenaza de los nephilim en la tierra de Canaán.

 

Al reflexionar en lo que Dios ya había hecho por medio de Moisés, los israelitas podían estar confiados en que Dios lo usaría nuevamente en favor de Su pueblo.  De este modo, las historias de amenazas y rescates, recordaban al pueblo de Israel la gran redención de manos de Egipto, y avivaban la esperanza en la victoria a la luz de la violencia que enfrentaría para la conquista de Canaán.

 

III.

 

125 Ahora que hemos visto la estructura y el significado original de Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho, podemos ir a nuestro último tópico: “Aplicaciones para nuestros días”.

 

¿Qué es lo que el Nuevo Testamento nos enseña con respecto a la aplicación de esta porción de la historia primigenia de Moisés a nuestros días?

 

126 En términos generales, el acercamiento del Nuevo Testamento a estos capítulos de la historia primigenia es, en cierto sentido, muy similar a la intención original de Moisés.  Como ya hemos visto, Moisés escribió primero acerca del doble rescate en el mundo primigenio para alentar a los israelitas en la esperanza de que serían librados de sus enemigos en Canaán.  De manera similar, en el Nuevo Tesamento estos temas de violencia y esperanza en el rescate se hacen extensivos a Cristo y a aquéllos que lo siguen.  Tanto Cristo como Su Iglesia han soportado violencia a manos de los enemigos de Dios.  De cierto modo, Dios ya ha rescatado a su iglesia de este sufrimiento mediante la primera venida de Cristo.  Pero en otro sentido, todavía en estos días el pueblo de Dios debe tener esperanza en que Él nos rescatará mediante la victoria final de Cristo.

 

127  Como de costumbre, exploraremos la manera en que el Nuevo Testamento desarrolla estos temas en términos de las tres etapas del Reino de Cristo: primero, la inauguración del Reino la cual se llevó a cabo cuando Cristo vino por primera vez a la tierra; segundo, la continuación del Reino, que es el lapso de tiempo que se extiende a lo largo de la historia de la Iglesia; y tercero, la consumación del Reino que será cuando Cristo regrese en gloria y traiga consigo los cielos nuevos y la tierra nueva.  A continuación exploraremos estas fases del reino de Cristo, a fin de poder alcanzar un entendimiento pleno de la forma en que los temas de violencia y rescate se aplican a los cristianos el día de hoy.  Veamos primero los temas de violencia y esperanza en el rescate en la inauguración del Reino.

 

128 La inauguración del Reino en la primera venida de Cristo nos recuerda el mundo de violencia de la historia primigenia en al menos dos formas.  Primero, podemos ver las conexiones con la violencia que Jesús sufrió cuando estuvo aquí sobre la tierra.  Y segundo, encontramos conexiones con el rescate que el Señor Jesús trajo a Su pueblo. Echemos un vistazo primero al sufrimiento que el Señor Jesús experimentó en Su primera venida.

 

131 Cualquiera que sabe algo de la vida del Señor Jesús, sabe de las muchas formas en que él sufrió persecución a manos del mundo.  Al ministrar a los oprimidos, Él llevó sus penas y sufrimientos.

 

Aún así, no hay duda de que, conforme al Nuevo Testamento, el clímax de la violencia perpetrada contra Cristo fue su muerte en la cruz.  Al sufrir una de las más crueles formas de ejecución conocida en su tiempo, el Señor Jesús experimentó una suerte peor que la sufrida por los justos en los tiempos primigenios.

 

A la luz de lo anterior, no nos sorprende que una forma en que el Nuevo Testamento describe los sufrimientos del Señor Jesús es comparando Su muerte en la cruz con la violencia del mundo primigenio o, para ser más específico, con la muerte de Abel.

 

132 En el relato de Génesis, Dios confrontó a Caín por haber asesinado a su hermano Abel.  En Génesis capítulo cuatro versículo 10 leemos estas palabras:

 

Y [Jehová] le dijo: ¿Qué has hecho?  La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.

 

En efecto, Dios declaró que la muerte de Abel era profundamente importante para Él.  Después de todo, Abel era un fiel y sincero adorador de Dios que no había  hecho nada que justificara su muerte.  De manera que Dios declaró que no ignoraría la sangre de Abel que fue derramada.  La sangre de Abel clamó desde la tierra, y Dios respondió de manera dramática poniendo a Caín bajo maldición y proscribiéndolo de la tierra.

 

133 De igual manera, el escritor de la Epístola a los Hebreos sabía que Cristo había sufrido inocentemente a manos de hombres perversos.  Por esta razón comparó la muerte de Cristo con la muerte de Abel en el capítulo doce versículos 23 y24 de su epístola:

 

[os habéis acercado . . .]  a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

 

Esta es una alusión clara y directa a la historia primigenia escrita por Moisés.  La sangre de Cristo habla un mejor o más grande mensaje que la sangre de Abel.  Esto significa que la muerte de Cristo es aún más importante a los ojos de  Dios que lo que la muerte de Abel fue.  La muerte del Señor Jesús no fue un evento ordinario.  Su muerte hizo propiciación por los pecados de Su pueblo, pues Él sufrió en lugar de todos los que creén en Él.  Más aún, la muerte de Cristo provocó la justa ira de Dios en grado mayor que el provocado por la muerte de Abel.

 

134 A la luz de lo anterior, cuando leemos el relato de Moisés acerca de la violencia en el periodo primigenio, debemos tomar nota, no solamente de la razón por la cual Moisés escribió estos capítulos para su audiencia original, sino también de la perspectiva del Nuevo Testamento según la cual la violencia infligida en contra de los justos en la historia primigenia anticipaba el sufrimiento de Cristo en la inauguración del Reino.

 

135 Ahora que hemos visto cómo es que el Nuevo Testamento establece conexiones entre el mundo primigenio de violencia y los sufrimientos de Cristo, podemos revisar la segunda forma en que la inauguración del Reino se relaciona con esta porción del Génesis.  Un vínculo importante aparece también en la esperanza en el rescate que el Señor Jesús trajo al mundo. 

 

136 Jesús pasó la mayor parte de su ministerio público proclamando un mensaje de esperanza, el evangelio, el mensaje de que un día el sufrimiento de esta vida se acabaría para aquéllos que lo siguen a Él. 

 

La devoción que el Señor Jesús tenía por este mensaje del evangelio se hace evidente a lo largo de todas Sus enseñanzas.  Pero veamos cuán prominente es este mensaje de rescate particularmente en las bienaventuranzas con las que comienza el Sermón del Monte.

 

137 Al comenzar Su bien conocido sermón, el Señor Jesús pronunció estas palabras en Mateo capítulo cinco versículos diez al doce:

 

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.  Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.  Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos . . .

 

Estas bienaventuranzas nos revelan que una de las preocupaciones centrales del ministerio de enseñanza del Señor Jesús era traer un mensaje de esperanza de que Dios no había abandonado a Su pueblo.  El Señor Jesús alentó a sus seguidores a tener esperanza en que un día Dios los rescataría de todos sus sufrimientos.

 

138 Pero Jesús no se limitó simplemente a predicar las buenas nuevas de esperanza en el rescate.  Por medio de su muerte y resurrección, Él consumó el rescate que había anunciado.  Por cuanto él era el hijo perfecto de David, la muerte del Señor Jesús hizo propiciación por los pecados del pueblo de Dios.  Su muerte pagó el precio del pecado, de manera que sus seguidores no tuviesen que temer más el terror de la muerte.

 

139 Como dice Hebreos capítulo dos versículos catorce y quince, el Señor Jesús murió, “para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, el diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”.

 

140 Más aún, el Nuevo Testamento proclama que cuando se levantó de entre los muertos y ascendió a la diestra de Dios el Padre, Cristo consumó una victoria eterna sobre el poder que la violencia y la muerte ejercen contra los redimidos.  Como resultado, tenemos una esperanza segura en que Dios librará a su pueblo del dolor y el sufrimiento que ahora soportamos.

 

141 Como dice la Primera de Pedro capítulo uno versículo tres, Dios, “según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos”.  Cuando Cristo resucitó de entre los muertos, estableció Su Reino de vida y paz para todos aquéllos que le siguen.

 

142 Vemos así que los temas de violencia y esperanza en el rescate se aplican sin dificultad alguna a la inauguración del Reino en Cristo.  Tal y como Moisés escribió sus relatos para reconocer las amenazas que había contra Israel y para enseñar a Israel acerca del poder de Dios para rescatarlos, el Nuevo Testamento revela que Jesús vino a sufrir violencia para rescatar a su pueblo del poder del mal en el mundo.

 

143 Ahora que hemos visto la forma en que el Nuevo Testamento vincula la primera venida de Jesús con la historia primigenia, debemos darnos cuenta también de la forma en que el Nuevo Testamento aplica esta porción de la historia primigenia a la continuación del reino, es decir, el lapso de tiempo entre la primera y la segunda venida de Cristo.

 

144 Hay por los menos dos formas en las que el Nuevo Testamento explica la manera en que la continuación del Reino se conecta con los temas de Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho, y estas referencias nos proporcionan una dirección básica al aplicar esta porción de la Escritura a la Iglesia Cristiana.  Por un lado, el Nuevo Testamento enseña que es de esperarse que la violencia en contra del pueblo de Dios continúe, pero por otro lado somos alentados a soportar estos tiempos difíciles perseverando en la fe en Cristo y en el rescate que Él traerá.

 

Consideremos primero el hecho de que debemos esperar violencia en contra de los seguidores de Cristo.  En varias ocasiones, el Señor Jesús dijo que sus seguidores sufrirían odio y persecución por parte del mundo.

 

145 Pero en Mateo capítulo 23 versículos 34 y 35, el Señor Jesús mismo llamó nuestra atención al hecho de que este sufrimiento estaba conectado con el sufrimiento de los justos en el mundo primigenio.

 

El Señor Jesús dijo esto a los fariseos, “…he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías...”

 

El Señor Jesús predijo que cuando Él enviara a sus seguidores al mundo, éstos serían severamente perseguidos.  Pero nótese también cómo fue que el Señor Jesús conectó esta predicción con la historia primigenia.  Dijo que la violencia que habría de venir en contra de sus seguidores continuaría el patrón de violencia que se remonta hasta la sangre de Abel a quien Caín asesinó.

 

146 Ahora bien, no hay duda de que lo que el Señor Jesús tenía en mente en primer lugar en este pasaje era el sufrimiento de sus apóstoles.  Pero aún después de los apóstoles, el cuerpo de Cristo ha seguido experimentando oposición y violencia de parte de este mundo incrédulo.  Los verdaderos seguidores de Cristo han de esperar tales pruebas, pues desde los primeros años de la historia de la humanidad, aquéllos que se han rebelado en contra de Dios también han perseguido a aquéllos que han sido fieles a Dios.

 

147 Cuando nos damos cuenta de que los seguidores de Cristo siempre sufrirán persecución durante la continuación del Reino, también podemos ver la importancia de mantener nuestra fe en Cristo.

 

El escritor de Hebreos tocó este asunto en el capítulo once de su carta:

 

149 En el versículo cuatro de dicho capítulo once leemos:

 

“Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.”

 

La idea principal de este pasaje es que los seguidores de Cristo a lo largo de las edades deben seguir el ejemplo de Abel.  Aunque la justicia de Abel le trajo problemas con el perverso de su hermano, Abel destaca como un ejemplo de fidelidad para todos los creyentes que siguen a Cristo aún en nuestros días.

 

150 En diversas partes del mundo y en diversas épocas, los cristianos han experimentado severas persecuciones.  Pero aún en los lugares en donde la persecución no es extrema, los cristianos enfrentamos oposición cuando tratamos de vivir a la altura de nuestro compromiso con Cristo.  Sea cual fuere nuestra situación, es fácil que nos desalentemos al enfrentar estas duras realidades día tras día.  Sin embargo, el Nuevo Testamento nos llama a ver los ejemplos de aquéllos que nos precedieron, como Abel.  Mientras sirvamos a Cristo en esta vida sufriremos los ataques del mundo.  Sin embargo, si permanecemos fieles, nuestro galardón será grande.

 

151 Vemos así que los temas de violencia y rescate en la historia primigenia también se aplican a los seguidores de Cristo durante la continuación del Reino.  Por un lado, debemos estar preparados para sufrir oposición y violencia en nuestra era.  Pero por el otro lado, al soportar estos tiempos de adversidad, saldremos adelante solamente en la medida en que seamos fieles y confiemos en que el Señor habrá de rescatarnos.

 

152 Una vez que hemos visto cómo es que los temas de violencia y rescate encajan dentro de la inauguración y la continuación del Reino, debemos ir a la etapa final del Reino de Cristo, es decir, Su segunda venida.  Puesto en términos simples, el Nuevo Testamento enseña que cuando Cristo vuelva veremos el final de la violencia en contra del pueblo de Dios y experimentaremos el rescate final que nos llevará a un mundo de bendición eterna.

 

El fin de la violencia es un aspecto central del retrato que el Nuevo Testamento hace de la consumación.  Cuando Cristo vuelva, traerá consigo una renovación total de la creación, libre de toda violencia.

 

153 Escuchemos la forma en que el apóstol Juan describió el regreso de Cristo en Apocalipsis capítulo 21 versículos uno al cinco:

 

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primer tierra pasaron, y el mar ya no existía más . . .  Y oí una gran voz del cielo que decía: . . . Dios mismo estará con ellos como su Dios.  Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.  Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.”

 

Notemos la importancia puesta en la cesación del sufrimiento.  Dios enjugará toda lágrima y ya no habrá muerte.  El llanto, el clamor y el dolor se desvanecerán del mundo.  La venida de Cristo en gloria removerá la violencia que los perversos han infligido en el pueblo de Dios desde los días de Abel.

 

154 Pero la consumación del Reino no sólo traerá el fin de la violencia.  Al mismo tiempo, a su regreso, Cristo otorgará bendiciones sin fin de vida y paz a los Suyos.  Nuestro rescate será pleno y definitivo.

 

155En Apocalipsis capítulo 22 versículos uno y dos leemos esta descripción de nuestro rescate final:

 

“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salí del trono de Dios y del Cordero.  En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones.” 

 

Esta esperanza en el rescate final en la segunda venida de Cristo aparece a lo largo del Nuevo Testamento.  Expresa la cúspide de la fe Cristiana.  Añoramos el día en que las pruebas y sufrimientos de este mundo sean reemplazados con las maravillas vivificadoras del nuevo mundo.  El sufrimiento será transformado en gozo.  Las luchas en victoria.  Habrá vida eterna en lugar de muerte.

 

156 Vemos así que tal y como Moisés escribió acerca del mundo primigenio de violencia para alentar a Israel a avanzar hacia Canaán, el Nuevo Testamento nos alienta a anhelar el nuevo mundo que ha de venir en la consumación.  Cuando Cristo vuelva, todos los que han confiado en Él verán el fin de la violencia, y heredarán un pleno y glorioso rescate hacia un mundo eterno de salvación.

 

157 En esta lección hemos visto varios aspectos del mundo primigenio de violencia descrito en Génesis capítulo cuatro versículo uno al capítulo seis versículo ocho.  Hemos notado la estructura de esta porción de Génesis, y hemos visto cómo Moisés escribió este material originalmente para alentar a los israelitas que los seguían rumbo a Canaán.  De igual modo, hemos aprendido que como cristianos también debemos aplicar esta porción de la historia primigenia a nuestra fe neotestamentaria.

 

158 Cuando revisamos esta porción de Génesis de la forma en que Moisés quiso que fuese entendida originalmente por Israel, se vuelve mucho más que un registro del pasado.  En lugar de ello, podemos ver que así como Dios rescató a los suyos de la violencia en el mundo primigenio, y así como más tarde rescató a Israel en los días de Moisés, así también podemos aumentar nuestra esperanza en que Cristo nos rescatará un día de este mundo de violencia.